No debería suceder. Que un paquete de barajitas enloquezca a padres e hijos, enfrente a kiosqueros y plataformas de venta digital e insuma horas de análisis y reuniones de altos cargos del gobierno es algo que no debería suceder. Pero sucede en Argentina, el país enloquecido por la sequía de Panini.
Por: El Mundo
“Llevo toda la mañana intentando conseguir aunque sea un paquete: nada”, se lamenta Claudio, un joven padre de 35 años, que como muchos otros va de kiosko en kiosko buscando “figuritas” (así se llama a los cromos en Argentina). Pero en la mayoría de los kioscos no hay, y la Unión de Kiosqueros de la Argentina culpa a Panini por haber privilegiado otros canales de distribución: aplicaciones de entrega a domicilio, supermercados, gasolineras.
El malestar de los consumidores llevó incluso a que se produjera una manifestación de protesta ante la planta productora de los cromos, que no da abasto. La importación tampoco es solución, porque el gobierno argentino impone fuertes restricciones a las importaciones, temeroso de que el Banco Central se quede sin reservas internacionales de dólares. Llegan cromos desde Brasil, pero no los suficientes.
Así, el asunto escaló hasta el Ministerio de Economía, que en estos tiempos debe lidiar con una inflación que ronda ya el cien por ciento anual, pero ofreció sus salones y altos cargos para debatir el entuerto de Panini. Convocó a la Unión de Kiosqueros y a Nicolás Sallustro, miembros de la familia que tiene la representación de Panini en Argentina.
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