Recientemente, el presidente Vladimir Putin firmó unas enmiendas que endurecen el castigo a quienes se nieguen a unirse a las fuerzas militares. El Kremlin decretó hace unos días una movilización especial, que implica el reclutamiento de 300.000 reservistas que se deben unir a la invasión a Ucrania.
Por SEMANA
En más de 30 ciudades rusas ha habido múltiples manifestaciones de quienes se niegan a ser reclutados. Más de 2.000 personas fueron detenidas el pasado sábado y especialmente en Moscú y San Petersburgo se vivieron duras protestas.
Los primeros reservistas que son llamados en esta movilización son los soldados de hasta 35 años y los suboficiales de hasta 45 años. Solamente habrá tres formas de evitar el reclutamiento, porque la edad no está en el rango, por un motivo de salud completamente justificado o por estar en la cárcel.
Además, el flujo de gente huyendo desde Rusia a otros países ha aumentado exponencialmente desde el anuncio, pues muchos prefieren escaparse, antes que participar en la guerra. Los tiquetes de avión a varios destinos se han agotado. Georgia es el único país que actualmente no cuenta con restricciones para la entrada de ciudadanos rusos.
La situación para los hombres rusos es cada vez más apremiante, considerando que buena parte del tráfico aéreo está suspendida desde la invasión, por las sanciones desde la Unión Europea. Varios países fronterizos como Finlandia o Polonia han limitado la entrada de rusos a su país como sanción por la invasión.
Desde que el Kremlin decretó la orden de movilización, el Parlamento y el Consejo de la Federación rusa determinaron que los rusos en edad militar obligatoria se podrían enfrentar a penas de prisión de hasta 10 años en caso de negarse a ir al combate.
Aquellos que se encuentren ya en combate y voluntariamente se entreguen al cautiverio ucraniano, como ha pasado ya en cientos de casos, pueden enfrentarse a penas de hasta 10 años de prisión.
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