La tormenta con truenos y relámpagos que sorprendió a los habitantes de Iribarren, Palavecino y Torres ayer comenzó a las cinco de la tarde y se prolongó por dos horas y media, provocando calles inundadas, la caída de árboles, el colapso del tendido eléctrico que dejó a oscuras estos municipios, además de derrumbes de viviendas y el sufrimiento de familias que perdieron sus bienes materiales. A las 12:00 a.m., el gobernador del estado Lara, Adolfo Pereira, informó sobre la presunta desaparición de dos jóvenes de 16 y 18 años en la quebrada La Ruezga, por una crecida.
Por Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA
El director de Protección Civil en Lara, Luis Mujica, comunicó que al menos 25 árboles se desplomaron en Barquisimeto. En recorrido hecho por La Prensa, se confirmó que la mayoría se registraron en la avenida Rotaria, avenida Pedro León Torres, la plaza Miranda y parque Ayacucho. Mujica también informó que monitoreaban los daños en Carora y el gobernador, Adolfo Pereira, afirmaba que la tormenta se trataba del paso del “Huracán Ian” por Venezuela.
Las parroquias más afectadas de Iribarren fueron Catedral, Concepción, Unión y Santa Rosa. En esta última se desbordó un buco en la urbanización Fundalara, arrastrando varios vehículos.
13 integrantes de la familia Jiménez Bollones no paraban de llorar desesperados tratando de salvar algunos enseres. Su vivienda ubicada en la calle 55 con carrera 13 de Barrio Nuevo quedó sin techo. Creen que un rayo cayó en la cocina por el estruendo que escucharon a las 6:00 de la tarde. “Las láminas de zinc comenzaron a volar, dentro de la vivienda caían piedras y el cableado eléctrico”, contó Ruddy Jiménez, afectada. En esa zona otras cuatro casas resultaron afectadas.
En la calle 58 con carrera 12, una familia de tres personas registró la pérdida total de su ranchito. “Tenemos 25 años viviendo aquí y nunca había llovido tan fuerte”, manifestó Estrella Rangel, propietaria. En la calle 20 entre carrera 24 y 25, la señora Mirlay Mendoza pedía a gritos la presencia de los bomberos, ante el temor de que las paredes de su casa cedieran.