Tienes que saber que todas las personas somos unos fantásticos amantes en potencia. Para lograrlo hay que tener en cuenta una serie de reglas y ponerlas en práctica:
Por El Mundo
1. Valorar los cuidados. La responsabilidad afectiva se basa en el respeto, los cuidados, en la empatía, o comprender que todas nuestras acciones tienen repercusiones sobre el otro y la asertividad, una comunicación efectiva basada en los afectos y cuidados.
Un gran amante, por tanto, siempre mantiene relaciones consentidas, consensuadas y deseadas por todas las partes.
2. Adiós a los protocolos. Ninguna relación humana es una tabla de ejercicios, ni se puede aplicar el mismo método en contextos variables. La rutina es positiva y necesaria para hacer descansar la creatividad, pero lo mucho cansa y lo poco agrada.
A veces en el sexo, como en el resto de áreas de la vida, menos es más. Y no me refiero a que nos quedemos parados y la otra persona descubra que se lo va a tener que trabajar a solas porque hay un tronco en su cama, ¡no! Sino que hay que hacer, sí, pero de otra manera y desde otra motivación. Pues hacer más nunca significó hacerlo mejor.
3. Jugar sin juzgarte. Para ser un buen amante hay que reciclarse y despojarse primero de las creencias y a continuación de la ropa.
Estar encima o debajo del otro solo sirve para organizarse con las posturas. Para todo lo demás, relaciones horizontales y nada de jerarquías. Saca de la cama los juegos de poder; salvo que os guste la dominación y sumisión, claro.
No eres ni más ni menos por tener un físico no normativo o desear diferente. Ni tu pareja de juegos tampoco.
4. Cero exigencias. No ese trata solo de generar placer a la otra persona o hacerle sentir bien, sino saber conjugarse para conseguir un clima propicio y que ambos disfruten y se sientan bien.
No necesitas aprender estrategias de seducción, seduce siendo tú. Eres único y mostrarse como tal es sexy, para algunos.
La gente que se quiere, quiere mejor, aunque sea para un ratito. Acepta tu vulnerabilidad. No necesitas ser un sabelotodo, ni siquiera empotrar, para ser un gran amante.
5. Permite la sorpresa. Escúchate. Los mejores amantes son conscientes de su sexualidad, sus deseos, preferencias y también de sus miedos. Abrazar la incertidumbre no es sencillo, pero nos ofrece la posibilidad de sorprendernos y disfrutar, incluso, de los momentos en que las cosas no salen tan bien.
La necesidad de control en las relaciones sexuales suele estar presente. Esto nos hace sentir vulnerables, empujándonos a activando el hipercontrol. Para evitarlo, resulta de gran ayuda la práctica del mindfulsex.
La hipervigilancia en un pase directo a la disfunción, ya sea del deseo, la excitación o del placer, dificultando que alcancemos el orgasmo.