Las tensiones entre bosniacos (musulmanes) y croatas de Bosnia-Herzegovina por una controvertida reforma electoral debilita aún más el pequeño país balcánico que celebra mañana elecciones y que afronta desde hace tiempo ya el desafío secesionista de los serbobosnios.
En los comicios de esta semana se eligen los representantes de las instituciones autonómicas y centrales de Bosnia que tiene una compleja estructura, concebida en 1995 para poner fin a la peor de las guerras en la antigua Yugoslavia.
El Estado central tiene una presidencia colegiada compuesta por un representante musulmán, otro croata y otro serbio, los “tres pueblos constitutivos” del país.
Bosnia está formado por dos entes autónomos, la República Serbia y la Federación, este último con diez cantones, y todos con gobiernos y cámaras propios.
Los bosniocroatas forman con los bosniomusulmanes un ente común, pero sectores nacionalistas croatas exigen mejorar su “representación legítima” y acusan a los musulmanes, más numerosos, de usurpar sus derechos como pueblo constitutivo.
La falta de acuerdo está bloqueando el ente, con un gobierno provisional que no ha cambiado desde los comicios de 2014.
Una propuesta de reforma electoral ideada pero nunca lanzada por el alto representante internacional, Christian Schmidt, elevó la tensión entre los pueblos bosnios.
UNA REFORMA POLÉMICA
El exministro alemán asumió su cargo hace un año con un país disfuncional y en su mayor crisis desde el fin de la guerra.
En julio pasado intentó emplear sus poderes especiales para imponer una reforma electoral y desbloquear el funcionamiento de la Federación entre bosniacos y croatas.
Pero una serie de protestas en Sarajevo frente a su oficina por parte de manifestantes bosniomusulmanes, que acusaron a Schmidt de querer favorecer a los bosniocroatas y provocar una disolución del Estado, le forzó a posponer su plan.
Algunos analistas consideran ahora que Schmidt podría imponer la reforma tras el cierre de las urnas este domingo.
Las formaciones nacionalistas croatas en torno al partido HDZ BiH amenazan con una “reorganización institucional y territorial del país”, lo que muchos interpretan como la creación de un ente croata propio.
Zeljko Komsic, líder de una formación multiétnica de centroizquierda, fue elegido en tres ocasiones miembro croata de la terna presidencial bosnia gracias a votos de ciudadanos musulmanes.
Pero para las formaciones nacionalistas croatas, Komsic no es el representante “legítimo” de los croatas en Bosnia.
Los críticos consideran que la reforma que propone Schmidt otorgaría una representación excesiva a los croatas y cimenta las divisiones y la polarización étnica en Bosnia.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictó en 2009 que la constitución bosnia discrimina a ciertos ciudadanos y ordenó que se adoptara una ley fundamental que igualase los derechos para todas las etnias, algo que nunca se puso en marcha.
Ese caso lo presentaron Jakob Finci, un judío, y Dervo Sejdic, un gitano, después de que no pudieran participar como candidatos en las elecciones porque sus etnias no pertenecen a ninguno de los tres “pueblos constitutivos”.
CAÍDA DEMOGRÁFICA CROATA
Según el analista Srecko Latal los cambios demográficos amenazan con dejar a los partidos croatas sin influencia política en su ente.
“Si eso ocurre, sería un cambio drástico de uno de los componentes cruciales del Acuerdo de Dayton (1995), concebido como un complejo sistema que debe asegurar la igualdad de los tres grupos étnicos”, explica en declaraciones a Efe en Sarajevo.
En las últimas tres décadas, el número de croatas en Bosnia se ha reducido casi a la mitad debido a la emigración, por lo que ahora representan sólo el 22 % de la población de la Federación, frente al 74 % de los bosniacos.
Schmidt está bajo presión de satisfacer al HDZ, ya que un bloqueo croata de las instituciones se uniría al que ya se produce por parte de los serbobosnios, que no ocultan sus aspiraciones secesionistas y califican a Bosnia de “experimento fracasado”.
POCAS EXPECTATIVAS
En el fondo existe el problema de la distinta concepción del Estado que tienen los líderes de los tres pueblos: mientras que los bosniacos quieren fortalecer los órganos federales -como exige la UE- los serbobosnio y bosniocroatas buscan blindar sus poderes.
En medio de los continuos enfrentamientos políticos y la polarización, los ciudadanos viven desencantados por el bloqueo legislativo constante, con un sueldo medio de apenas 500 euros por mes y la tasa de desempleo en el 30 %.
“Voy a votar a la espera de que gane la oposición para que los del poder entiendan que los cambios son posibles. Pero tampoco de la oposición espero mejoras, será igual que siempre”, declaró a Efe Sanda Josovic, una activista ecologista de 42 años.
EFE