El debate sobre la pertinencia de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres sigue siendo una deuda en Venezuela, solo es objeto, si acaso, de discusiones en las redes sociales. Pero siendo el parlamento el foro de discusión público más importante de cualquier país, allí sería el lugar adecuado para expresar ideas a efectos de responder a las demandas de las mujeres y su derecho a decidir sobre la maternidad y sus cuerpos.
Por otra parte, los medios de comunicación tienen un rol que jugar, bien como fuente de información que permita orientar a la opinión pública o bien para mostrar las distintas posiciones públicas en torno al aborto. Los argumentos de índole religioso, que de por si no tienen mayor peso en un Estado Laico como dice ser Venezuela en su Constitución, tendrían como contraparte los argumentos presentados por distintas organizaciones no gubernamentales que defienden y promueven los DDHH.
En ese debate los venezolanos podrían enterarse que muchas mujeres ya están abortando, que lo hacen de forma clandestina y que, por efectuarlo bajo condiciones y métodos de altísimo riesgo, las muertes asociadas a complicaciones por esa práctica es una de las primeras causa de muerte entre las venezolanas. Que la mejor manera de salvar vidas y proteger su salud es creando el mecanismo legal que permita a las mujeres que ya decidieron abortar, poder hacerlo bajo asistencia médica y en un centro de salud.
Afirmaciones como “¿Quién las manda a abrir las piernas?”, “¡en vez de pedir aborto pidan extirparse la matriz!”, “¡asesinas de bebes!” y “¡pecadoras que arderán en el infierno!” deben ser proscritas y procesadas judicialmente como violencia de género y discursos de odio. La ONU, la OEA, la OMS y distintas organizaciones con mucho peso y experiencia recomiendan, con estudios jurídicos y estadísticos en mano, la despenalización del aborto para hacer efectiva la plena vigencia de los DDHH de las mujeres, hay que desnudar la perversa invocación de ciertos actores políticos misóginos de teorías de la conspiración sobre un fulano “nuevo orden mundial” con los “ilumínati” detrás que con las películas de Disney están imponiendo la “ideología de género y el feminismo radical”, eso es solo el moderno revestimiento del machismo vernáculo.
Es una vergüenza que la Asamblea Nacional solo tenga 18% de mujeres entre sus integrantes siendo las mujeres el 50% de la población. Ese déficit de representatividad sin duda es un lastre a efectos de diseñar legislación y políticas públicas con enfoque de género, esa circunstancia debe ser subsanada en el futuro cercano con unas elecciones libres y justas en las cuales los aspirantes a diputados y diputadas le den la cara a los electores. Los votantes tienen derecho a saber quienes los representan en su respectivo circuito, si es un gorila macho alfa lomo plateado o si es un respetable ciudadano o ciudadana con sólidos conocimientos en materia de DDHH.
Julio Castellanos / jcclozada@gmail.com / @rockypolitica