Netflix no ha hecho prácticamente ninguna inversión en publicidad con Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer. Era su nuevo proyecto con Ryan Murphy y abordaba la vida de alguien tan tristemente célebre como el llamado ‘carnicero de Milwaukee’, interpretado para televisión por Evan Peters. No obstante, pese a la nula promoción, La historia de Jeffrey Dahmer se ha colado entre lo más visto de la plataforma de streaming, y seguramente se haya debido tanto a lo morboso del material como a las polémicas que ha encadenado en muy poco tiempo. Varias figuras reales han criticado Monstruo por su insensibilidad y las licencias que se toma a la hora de abordar hechos reales. Incluidas las víctimas.
Por 20 minutos
La última de ellas es Shirley Hughes, cuyos testimonios recoge The Guardian. Shirley Hughes es la madre de Tony Hughes, joven aspirante a modelo que se cuenta entre la docena de hombres asesinados por Jeffrey Dahmer. Tony era homosexual y sordo, y tenía 31 años cuando Dahmer le mató en 1991. El sexto episodio de la serie de Netflix aborda el caso, centrándose en cómo Hughes (interpretado por Rodney Burford y habiendo recibido grandes elogios por ello) conoce a Dahmer en una fiesta, y concluye con el asesino en serie cocinando y comiéndose el hígado de su nueva víctima. La madre, que nunca había profundizado en lo ocurrido frente a los medios, asegura ahora que “no ocurrió así”.
Hughes advirtió que era difícil hablar del asesinato de Tony y que la entrevista terminara de forma cortés. “No sé cómo pueden hacer esto. No entiendo que puedan usar nuestros nombres y poner ese tipo de cosas por ahí”. Hughes cuestiona el retrato que hacen de su hijo y la descripción de lo ocurrido, luego de haber organizado una partida de búsqueda con vecinos y familiares a la que el propio Dahmer, como muestra la serie, hizo donaciones. Hughes, de 85 años, ha sido interpretada en la serie por Karen Malina White, y se ha unido al coro de víctimas y familiares de víctimas que han estallado contra la serie de Netflix, denunciando que ningún implicado en la producción habló con ellos.
Es el caso de Eric Perry, cuya prima Rita Isbell se vio las caras con Dahmer en los tribunales mientras se investigaba el asesinato de su hermano Errol Lindsey. Sus furibundas reacciones contrastan con el en teoría bienintencionado objetivo que aseguraron tener Murphy y sus colaboradores: la idea era que Dahmer se centrara en las víctimas antes que en el asesino en serie, y que por el camino abordara los distintos condicionantes sociales que permitieron que Dahmer se saliera con la suya tanto tiempo. Ahí entra a colación el racismo y homofobia de la policía, que habría entorpecido la investigación de los asesinatos.
Lea más en 20 minutos