Evanston, en el estado de Illinois, es un lugar tranquilo en medio de un experimento inusual.
Por BBC News
En esta ciudad universitaria al norte de Chicago, un brillo de opulencia reluce a través de las ventanas de los edificios de ladrillo, al tiempo que se avistan las banderas del arcoíris y los carteles de “Black Lives Matter” por todas partes.
Su población de 78.000 habitantes es diversa: alrededor de dos tercios son blancos, casi un quinto negros, con importantes comunidades asiáticas e hispanas, y su política, como era de esperarse, es liberal.
Durante las elecciones de 2020, Donald Trump obtuvo menos de una décima parte de los votos en Evanston.
Sin embargo, al igual que otros lugares de Estados Unidos, Evanston está lidiando con un legado de desigualdad racial derivado de la esclavitud y la segregación.
Mientras que algunos lugares, como California, discuten reparaciones para enmendar la esclavitud, el enfoque de Evanston se ha centrado en una injusticia más reciente: la discriminación contra los ciudadanos negros cuando se trata de comprar una casa.
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