El Ejército y la Fiscalía de Colombia llegaron hace un par de semanas a dos lujosos edificios ubicados en condominios de Colina Campestre y Cedritos, norte de Bogotá.
Por EL TIEMPO
Con órdenes de captura y allanamiento ingresaron a cuatro apartamentos en donde un grupo de jóvenes (algunos universitarios) habían acondicionado las cocinas familiares para mezclar potentes fármacos que traían ilegalmente desde Perú, Ecuador y Venezuela.
Aunque estaban mimetizadas en sus habitaciones, las autoridades encontraron la evidencia de cómo comercializaban en varios sectores de la capital, en Villa de Leyva y en Cartagena los fármacos que promocionan en exclusivas fiestas y en redes sociales como más poderosas y baratas que la cocaína y la heroína.
Todo indica que acababan de abrir una línea de envíos hacia Nueva York.
El tema cobró relevancia y llamó la atención de agentes federales porque en el portafolio de drogas que ofrecían aparece la que está matando a cientos de estadounidenses cada año por sobredosis: el fentanilo.
En el acta de allanamiento se dejó constancia de que se encontraron cajas de ketamina, tubos de fentanilo, blísteres de fluoxetina y gotas de clonazepam, entre otros.
El grupo élite del CTI y de militares que llegó, la madrugada del pasado 10 de agosto, hasta los conjuntos residenciales (ubicados en la calle 132 abajo de la autopista Norte) encontró ocultos entre morrales y bolsas los químicos. Además, instrumentos para mezclar fentanilo, ketamina, clonazepam, anfetaminas e incluso hongos. También ofrecían marihuana, cocaína y éxtasis.
Una fuente humana reveló datos claves de la organización criminal y sirvió de punto de partida de la investigación, que duró un año y siete meses y terminó con el despliegue del operativo bautizado Ginebra.
En total, se han capturado 14 personas en Bogotá, Ipiales, Medellín y Bucaramanga, entre ellas a una de las señaladas líderes, alias la Coneja, universitaria que alegaba en su defensa ser la parienta de un general (r) de la Policía. La joven, oriunda de Facatativá, incluso se opuso al arresto.
Agentes a cargo del caso le dijeron a EL TIEMPO que, con la ayuda de un policía encubierto e interceptaciones telefónicas, lograron establecer que la organización estaba conformada por dos estructuras y que tenía enlaces internacionales.
Uno de los grupos de la banda producía y comercializaba 2CB, un opioide sintético, que enviaban a Estados Unidos y Costa Rica.
“Toca comprar tres ‘marranas’ para completar unos puntos que van a enviar a Costa Rica, me quieren llevar en esa vuelta”, se escucha decir en un audio a uno de los traficantes, quien, además, garantiza el éxito del envío.
Como uno de los líderes de esa estructura fue señalado Pedro Yepes Rodríguez, el ‘Costeño’.
Al joven cartagenero lo acusan de coordinar el movimiento de la droga en motos y automóviles registrados en aplicaciones digitales de transporte. Pese a que los conductores no sabían lo que estaban llevando, fiscales contactaron a varios de ellos, que entregaron información relevante.
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