La mujeres y niñas migrantes venezolanas enfrentan mayores retos en su proceso migratorio, pues llegan a los países de acogida en condiciones de vulnerabilidad, según la oenegé Save the Children Colombia. En Colombia, muchas mujeres y niñas venezolanas enfrentan dificultades para acceder a la educación, trabajo y salud.
Por Camilo Álvarez / vozdeamerica.com
María Paula Martínez, directora de la oenegé Save the Children Colombia, asegura que entre los desafíos que afronta la población femenina migrante están la estigmatización, el embarazo adolescente y la violencia de género.
“Las niñas y mujeres que están cruzando las fronteras de este país se enfrentan a riesgos” como “el trabajo infantil, explotación sexual, comercial y son invitadas a participar en raspados de hoja de coca en varias zonas de Colombia”, dijo Martínez a la Voz de América.
Esta problemática no solo se presenta en Colombia, dijo Martínez. “Colombia está absorbiendo la mayor cantidad de mujeres y niñas migrantes, sin embargo, tenemos población caminante que va con sus niños y niñas hacia Ecuador, Perú, Chile y Argentina, y en el camino se ven expuestas a diferentes peligros, sobre todo mujeres viajando solas que están caminando, cogiendo buses para llegar a Necoclí, para poder pasar la gran selva del Darién”.
Entre los peligros a los que se ve expuesta la población migrante están la explotación, el trabajo forzado, la inequidad salarial, malos tratos, xenofobia, racismo, discriminación e inseguridad social. Las niñas son las que tienen menos oportunidades y accesos a derechos como la salud sexual y reproductiva, y a la educación, según la oenegé
En muchos casos, las familias normalizan que las mujeres y niñas realicen trabajos sin remuneración en el hogar. Esto ha influido en la violencia machista, el aumento del feminicidio y pobreza exacerbada por la migración venezolana, según Save the Children.
“De siete millones de venezolanos que salieron de su país desde hace varios años, 2,4 millones decidieron quedarse en Colombia”, comentó Martínez.
Video VOA
El número podría ser mayor si se tiene en cuenta el subregistro de personas que han llegado por pasos irregulares y que todavía no han adelantado su proceso de regulación de entrada al país. Según cifras de Migración Colombia, de los 2.4 millones de venezolanos que residen en el país, el 52 % son mujeres y el 48 % son hombres.
Según datos recientes de Naciones Unidas, el número de venezolanos que salieron de su país alcanzó los 6,8 millones. La mayoría de ellos se han asentado en países de América Latina y el Caribe.
“El principal desafío que tenemos en Colombia es el de asistencia humanitaria a programas de mayor estabilización y mejoras en la calidad de vida”, dijo Martínez.
Programas como el Mundo es Mi Hogar, Club de Niñas y Niños y Apoyo en Salud, Agua y Saneamiento para Migrantes y Refugiados Venezolanos en Colombia, de Save the Children, atienden a esta población en situación de vulnerabilidad en departamentos colombianos fronterizos con Venezuela, como La Guajira, Arauca y Norte de Santander.
En ese sentido, Lina Arroyave, investigadora de la oenegé Dejusticia, explicó a la VOA, que las autoridades colombianas deben redoblar sus esfuerzos para evitar que más mujeres y niñas estén expuestas a sufrir violencia y discriminaciones.
“Las diferentes entidades como la Defensoría del Pueblo, Procuraduría y Migración Colombia han adelantado varios procesos para prevenir esas situaciones, pero todavía falta mucho más para seguir combatiendo y seguir frenando la explotación sexual y la trata de mujeres, que todavía es lo que sigue persistiendo”, dijo.
Otro de los desafíos de las mujeres migrantes se presenta en aquellas que tienen hijos, debido a que la carga del cuidado recae sobre ellas, lo que se traduce en dificultades de tipo económico y obstáculos para conseguir un empleo y acceder al sistema educativo y salud.
“Debe existir una mayor articulación entre los estados, proponer cuáles van a ser los mecanismos que cada país va a desarrollar para integrar a las personas que desean quedarse, porque lo que notamos es que las rutas de regularización, en muchos casos son difíciles”, concluyó.