José Ignacio Moreno Leon: Tres pactos como ejemplos de madurez política

José Ignacio Moreno Leon: Tres pactos como ejemplos de madurez política

Este mes de octubre es emblemático como referencia histórica de conflictos políticos y situaciones críticas de gobernabilidad, resueltas exitosamente mediante acuerdos sensatos que en ocasiones evitaron graves consecuencias para los países que vivieron esas situaciones conflictivas y aseguraron la exitosa gobernabilidad democrática en los mismos. Tales fueron el Pacto de Punto Fijo en Venezuela, Los Pactos de la Moncloa en España y la Concertación por la Democarcia en Chile.

Y es que los conflictos, especialmente en el ámbito político son situaciones inherentes a la sociedad humana. Por ello Heraclio de Efeso, el enigmático filósofo presocratico griego afirmaba, reconociendo la discordia y el conflicto como inmanentes a las relaciones humanas, que si el conflicto y la discordia no existieran, todas las cosas dejarían de existir, ya que para este pensador helenico el universo está formado por fuerzas contrarias en perpetua oposición, lo que condiciona el devenir de las cosas y es, a su vez, su ley y principio. Igualmente como señalaba el premio Nobel irlandés George Bernard Shaw, toda la evolución de la civilización humana ha estado marcada por conflictos y discordias y, en cierta medida, signada igualmente por esfuerzos de todo tipo para enfrentarlos y tratar de solventarlos.

Nuestra historia republicana está sembrada de múltiples conflictos que se iniciaron, inclusive entre los propios próceres de la Independencia, los cuales al final fueron causantes de que el Libertador, en sus postreros días clamara que si su muerte contribuía a que cesaran los partidos y se consolidara la unión, él bajaría tranquilamente al sepulcro. Seis meses antes, el 4 de junio de 1830 una conjura de caudillos castrenses había causado el asesinato del Gran Mariscal de Ayacucho y se había iniciado la disolución de la Gran Colombia.





Pero siendo los conflictos y los esfuerzos por solventarlos inmanentes a la condición humana, gran relevancia revisten por sus consecuencias los conflictos políticos, cuya solución requiere de un alto grado de madurez y sensatez de quienes fungen de protagonistas de las fuerzas confrontadas, ya que si estas situaciones conflictivas no se atienden oportunamente y de manera adecuada, pueden dar al traste con los gobiernos y organizaciones políticas y conducir a profundas crisis de gobernabilidad que afecten a toda la sociedad, inclusive pueden provocar guerras civiles de desastrosas consecuencias, como lo registra la historia contemporánea.

Retornando a los pactos referidos al principio y para mayor ilustración vamos a señalar someramente y siguiendo la secuencia cronológica,  los antecedentes y la conformación y resultados exitosos logrados con cada uno de ellos.

El pacto de Punto Fijo,  firmado el 31 de octubre de 1958, luego de la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jimenez, se convirtió históricamente en una importante referencia para la configuración de los otros acuerdos políticos que vamos a comentar. Este pacto, promovido por los líderes de los principales partidos con vocación democrática que habían combatido la dictadura militar perezjimenista le aseguró a Venezuela cuatro décadas de estabilidad y progreso democrático. Entre los objetivos fundamentales de este acuerdo político se incluían la defensa de la constitucionalidad, el respeto a los resultados de las elecciones con las que se inauguraba la naciente democracia, luego de la década dictatorial militarista; la conformación de un gobierno de unidad nacional, incluyendo partidos y otros elementos de la sociedad y un programa mínimo de gobierno para impulsar el desarrollo del país asegurando la gobernabilidad.

Gracias a ese relevante acuerdo político, la democracia venezolana, además del progreso económico y social alcanzado,  pudo resistir los recurrentes intentos desestabilizadores de grupos antidemocraticos y especialmente de la izquierda guerrillera que intentó el derrocamiento del gobierno de Rómulo Betancourt, en mayo y junio de 1962 en los golpes referidos como el carupanazo y el pórteñazo, para los que los golpistas contaron con apoyo de armas suministradas por el régimen cubano. Pero el empeño de Fidel Castro de exportar su revolución marxista a nuestro país se puso abiertamente en evidencia con las fracasadas invasiones guerrilleras de milicias cubanas y locales, la primera en julio de 1966 con el desembarco en las playas de Chichirivche (Falcón ), y la segunda el 8 de mayo de 1967 con la incursión en Machurucuto (Miranda). Conviene resaltar que en ambos intentos las invasiones guerrilleras fueron derrotadas por las fuerzas armadas,  fieles entonces al mandato constitucional de defensa de las instituciones democráticas y  de nuestra soberanía nacional.

Los pactos de la Moncloa, firmados el 25 y 27 de octubre de 1977 como antesala de las primeras elecciones democráticas de la España que había sufrido los estragos  de una guerra civil iniciada en julio de 1936 y que concluyó en abril de 1939, luego de una lucha fratricida, sangrienta y costosa que dejó pueblos desolados, con cerca de 20 mil edificaciones destruidas, la destrucción del tejido industrial y una verdadera fractura moral del país, con pérdidas de vidas estimadas en más de 500 mil personas y millones de españoles desplazados hacia otros países. Al final de la guerra se impuso la dictadura de Francisco Franco quien gobernó a España durante casi 40 años hasta su muerte en noviembre de 1975. Y al ser designado Adolfo Suárez por el rey Juan Carlos como presidente del gobierno español, luego del asesinato del jefe del gobierno que dejó Franco y la renuncia de su sustituto,  logra la aprobación de la Ley para la Reforma Política  y en 1977  es confirmada su designación  en los primeros comisios democraticos, luego de la firma de los referidos Pactos de la Moncloa,  consiguiendo así el apoyo necesario para enfrentar la grave crisis económica que venía sufriendo el país desde 1973. Para entonces  España estaba experimentando una alta y creciente inflación, elevado desempleo y un marcado déficit externo. Ese fue el escenario que motivó el trascendental acuerdo político para asegurar la gobernabilidad durante la transición española; acuerdo que fue conformado con apoyo de los principales partidos políticos con representación parlamentaria en el Congreso de Diputados y el respaldo de las asociaciones empresariales y los sindicatos, con dos objetivos claves: asegurar un programa de saneamiento y reforma de la economía y un acuerdo para un programa de actuaciones jurídicas y políticas, todo lo cual facilitó la profunda transformación de las instituciones españolas, la mejora de la instrumentación de la política macroeconómica y la puesta en marcha de una exitosa reconversión industrial que le permitió al país en las siguientes décadas  notables avances en el ámbito económico y social.

Concertación de partidos por la democracia, o Concertacion de partidos por el NO, así se reconoce históricamente el pacto político que derrotó a las pretensiones continuistas de Pinochet en el plebiscito promovido por la dictadura y realizado el 11 de octubre de 1988. Este acuerdo firmado en febrero de 1988 configuró una coalición de partidos políticos de izquierda, centro izquierda y centro para proponer una lista  parlamentaria única y un candidato de consenso para las elecciones realizadas el 14 de diciembre de 1989 y el cual resultó electo presidente dicho candidato,  con lo cual  no solo se impidió la continuidad del régimen dictatorial sino igualmente se facilitó el retorno a la democracia y permitió que Chile mantuviera durante cuatro administraciones gobiernos de ese pacto desde marzo de 1990 hasta el 11 de marzo de 2010. Durante estos gobiernos Chile logró avances económicos y sociales muy relevantes  en una ambiente de libertad política y solida institucionalidad democrática.

Hay que resaltar el importante aporte de los líderes más reconocidos que contribuyeron a la concreción de los pactos referidos y al éxito alcanzado con los mismos. Rómulo Betancourt (AD), Rafael Caldera (COPEI) y Jovita Villalba (URD), promotores del Pacto de Punto Fijo; Adolfo Suárez (gobierno), Felipe González ( Partido Socialista Obrero), Santiago Carrillo (Partido Comunista) y Enrique Tierno Galván (Partido Socialista Popular) artífices del Pacto de la Moncloa; y Patricio Aylwin (Democracia Cristiana), Ricardo Lagos (Partido por la democracia) y Clodomiro Almeida (Partido Socialista) promotores de la Concertación por la Democracia. Todos ellos y los dirigentes de la sociedad civil que los respaldaron supieron desempeñarse como líderes responsables, poniendo por encima de los intereses personales y partidistas el supremo interés nacional con el objetivo fundamental del rescate de la democracia y el apoyo concertado para asegurar la gobernabilidad y el desarrollo de sus respectivos países.

Los ejemplos referidos conviene recordarlos en los convulsos tiempos actuales en los que la democracia confronta serias amenazas producto de nuevas realidades globales que, aunadas a las endémicas tendencias autoritarias y totalitarias, al populismo, a los frecuentes casos de corrupción en actores políticos y en la gestión gubernamental y al déficit de valores y principios éticos, están poniendo en grave riesgo la libertad y las instituciones garantes de un buen gobierno y de la defensa de la dignidad de la persona humana. Por ello se impone la presencia de un liderazgo patriótico, deslastrado del caudillismo y mesianismo político, y que ejerza  la gestión política con sensatez y racionalidad, como un servicio público y no con objetivos grupales, personalistas o crematísticos. Y sobre todo que, frente a las complejas y nuevas realidades globales sepa actuar, con madurez y visión de futuro, por encima de intereses cortoplacistas y electoreros, promoviendo, conjuntamente con representantes relevantes de la sociedad civil,  los acuerdos necesarios que aseguren, en libertad, la gobernabilidad de los cambios requeridos para salvar la democracia y garantizar el desarrollo humano sustentable de sus países. 

En el caso de Anerica Latina, se hace perentoria esa necesidad de un nuevo liderazgo y de acuerdos políticos y sociales para solventar las graves coyunturas que confrontan varios países de la región. 

Específicamente en Venezuela, pais en el que se requiere un gran esfuerzo de concertación para solventar la crisis política, social y de valores e impulsar el nuevo modelo de desarrollo para superar el colapso del rentismo y los vicios del clientelismo y el pupulismo,  es innegable la perentoria necesidad de un gran acuerdo nacional y la formulación, con visión de futuro,  de un programa básico de gobierno, para asegurar la transparente gobernanza democrática de la transición hacia el país productivo, competitivo y solidario que debe ser el gran proyecto nacional. Un país en el que todos participen en la generación del progreso y todos se beneficien con justesa de sus frutos. Se trata entonces de un pacto nacional que debe concretarse por encima de apresuradas propuestas formuladas con visión cortoplacista y sólo con fines electoreros y personalistas.

Por todo ello, en estos tiempos cambiantes y que amenazan la libertad y la democracia se requiere de genuinos líderes con sentido patriótico y sólidos principios éticos y que, con cualidades de estadistas y visión de futuro actúen como lo señalaba Wiston Churchill cuando sentenciaba que “El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”.