Los colegios electorales de Brasil cerraron sus puertas este domingo para la segunda vuelta de los comicios, en los que 156,4 millones de brasileños estaban convocados para elegir presidente y 12 de los 27 gobernadores del país.
El exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva y el actual gobernante Jair Bolsonaro se miden en un balotaje que ha transcurrido con “absoluta tranquilidad, seguridad y paz”, según afirmaron las autoridades electorales.
Los colegios cerraron oficialmente a las 17.00 hora local (20.00 GMT), aunque las votaciones podrán continuar más allá de ese horario en los centros donde haya filas de electores, que en esta ocasión han sido menores que en la primera vuelta.
El presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Alexandre de Moraes, indicó en una rueda de prensa, en Brasilia, que los resultados serán divulgados hasta el final de este mismo domingo.
El escrutinio será más rápido en las regiones sureste y sur, donde Bolsonaro está por delante en las intenciones de voto, mientras que los datos del norte y el noreste, donde Lula tiene una amplia ventaja, previsiblemente serán contabilizados más tarde por cuestiones logísticas.
Lula, candidato de un amplio frente progresista, ganó la primera vuelta electoral, realizada el pasado 2 de octubre, con el 48,4 % de los votos, mientras que Bolsonaro, líder de la extrema derecha brasileña, consiguió un 43,2 %.
Para la segunda vuelta, los sondeos apuntan que Lula parte con una ventaja de entre cuatro y siete puntos sobre Bolsonaro, con lo que, de confirmarse, el líder progresista se convertiría en el próximo presidente a partir del 1 de enero de 2023.
Durante la jornada proliferaron relatos en redes sociales denunciando la presencia de retenes policiales en diversas carreteras del país que estarían obstaculizando a los votantes ejercer su derecho.
Según la campaña de Lula, esos retenes fueron sobre todo en la región noreste, histórico granero de votos del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula, motivo por el cual llegó a pedir la detención del director de la Policía Federal de Carreteras, Silvinei Vasques.
De Moraes informó después que Vasques le explicó que esas fiscalizaciones, que según datos obtenidos por el diario Folha de Sao Paulo se han incrementado un 70 % con respecto a la primera vuelta, estaban justificadas en base al Código de Tránsito Brasileño.
“En algunos casos retrasó la llegada de los electores, pero en ningún caso les impidió llegar a las secciones electorales”, subrayó De Moraes, también magistrado de la Corte Suprema.
No obstante, matizó que investigarán “si hubo desvío de finalidad o abuso de poder” en la puesta en marcha de esas acciones de la Policía Federal de Carreteras, que, según Folha de Sao Paulo, superaron las 500.
EFE