Revisando la larga lista de aspirantes a Presidente que tenemos en Venezuela… encuentro que prácticamente todos adolecen de los mayores defectos que le impiden a un candidato ganar esa elección.
Me refiero a la falta de carisma y a la carencia de un programa que entusiasme al elector.
Ojo: un candidato con gran carisma puede ganar una contienda electoral… pero sin un programa que guíe sus futuras acciones… igual será un desastre en la presidencia.
Y lo mismo se puede decir de un aspirante a Presidente que haya elaborado un minucioso programa donde la ideología señale todos los pasos… pero que carezca de lo que encanta y encandila a los venezolanos desde Bolívar hasta casi nuestros días: valga decir… el carisma natural que generalmente se encuentra entre los vendedores de tónicos “curalotodo” que pasan el año viajando de feria en feria.
Ese ciudadano desangelado puede ahorrarse los gastos de una campaña… porque es casi imposible que sin carisma… gane.
El carisma per se es una especie de maldición cuando el tocado por los dioses no es capaz o no le interesa crear instituciones que controlen el poder… comenzando por un partido propio donde en algún momento los segundos pueden frenar los desastres que crean las ambiciones que son muchas a ese nivel.
El Libertador desde luego que llegó a tener un inmenso carisma… pero nunca quiso fundar un partido que le aconsejara poner freno a los desmanes de su propia gente.
Lo que se llamó “partido bolivariano” era una colección de amigos y amigotes del Libertador. La mayoría lo que los yanquis llaman “yes men” por su incapacidad para salvar el voto cuando ven que el jefe está tan equivocado… que pondría en peligro el poder si sigue repechando un camino errado.
Santander… el otro venezolano destacado en la Colombia que llaman “la grande”… quien a la postre le ganó la partida a Bolívar… a pesar de carecer del carisma natural de Bolívar… tuvo a su favor el entender que acabadas las instituciones de la monarquía española… era menester crear las propias… comenzando por su partido que es el que a dos siglos sigue gobernando esta Colombia achicada.
Pero volviendo a los numerosos candidos a Presidente para el 2024 – ¿o serán las elecciones para el año próximo?- uno observa que ni uniendo a todos se saca un vasito de carisma.
Y en cuanto al programa ya sabemos que para enfrentar el populismo estatista que desde hace décadas nos gobierna… se requiere un pensamiento distinto.
Y que ese pensamiento no vea en el golpe de estado… la vía para acceder al poder. Incluso que así como sus militantes pueden ser capaces desde las leyes… de exigirle respeto al poder… están obligados a respetar la manera de pensar “del otro” como base para poder comenzar el largo camino del progreso.
Ese pensamiento distinto… en la era democrática se presentó como opción por última vez en las elecciones de 1973… cuando un olvidado pero brillante banquero… Pedro Tinoco fundó un partido Desarrollista.
El doctor Tinoco tenía en esa ocasión un programa razonable para comenzar a crear riquezas en un país donde la buena vida estaba asociada al precio del petróleo… o al endeudamiento nacional que por aquellos años comenzaba a escalar… pero carecía del carisma.
Y así perdió aquellas elecciones por paliza.
Desde esa lejana época Venezuela carece de alternativa al populismo de los unos… versus el populismo de los otros.
Y todavía hay ciudadanos confundidos que creen que ser de derecha es vestirse de saco y corbata… y quizás fumar un habano.
Bien… a los confundidos hay que explicarles… pero antes hay espacio para organizar lo que Pedro Tinoco intentó sin obtener resultados.
El programa desarrollista sigue vigente en líneas generales… pero no se vislumbra el candidato con carisma.
Ojalá y no se les ocurra reclutar alguno entre el centenar de aspirantes que hoy día pululan medios que nadie ve… porque eso sería una tragedia nacional.