Las apariencias engañan pero me arriesgo: en Venezuela las campañas previas al evento electoral nunca se acaban y todos los funcionarios y aspirantes a serlo pasan la vida buscando votos… en vez de demostrar su valía… para que los vuelvan a elegir.
Un funcionario que en eso de andar buscando votos –ante los medios… no faltaba más- es el Fiscal General y esto per se no es malo.
El problema surge cuando Tarek Williams siempre en búsqueda de atrapar votantes… se deja influenciar por algo tan poco serio como es el twitter y actúa en consecuencia.
Ejemplo de lo escrito es la actuación del Fiscal en el lamentable caso de un niño muerto al caer a través de una claraboya mientras jugaba con otros alumnos de kínder en uno de los mejores colegios del país.
Más rápido que quienes tuvieron que llevar el cuerpo malogrado del infante a una clínica donde si no se demuestra tener cobres no ingresan a nadie… fue el Fiscal al ordenar una investigación que la ley exige… pero que en otros casos como las matracas en alcabalas… nunca se comienzan.
Al Fiscal lo influenciaron sin duda los managers de tribuna quienes desde la comodidad del twitter y llenos de odios… rezongan desde el twitter.
“Hay que cerrar ese colegio”… escriben unos… buscando que otros energúmenos les den sus “likes”… mientras que otros más lanzados se lamentan porque “chamo, el problema es que aquí no hay pena de muerte”.
Si por alguna barbaridad… que en nuestro país han… acontecido otras peores… Tarek los complace: ¿a dónde van a ir los alumnos luego que cierren el plantel?
¡Eso no les importa a los energúmenos!
Ojo: el Colegio Humboldt es uno de los mejores del país. Y así ha sido en los 138 años que lleva funcionando sin que en el pasado haya habido una tragedia como la del niño fallecido hace pocos días.
Los egresados de esa institución generalmente consiguen cupo en las mejores universidades del mundo.
A estas alturas aclaro para los que opinan sin investigar y disparan desde la cintura como los héroes de Marcial La Fuente Estefanía: ni hablo alemán… ni soy ex alumno del Colegio Humboldt… pero no por ello soy ciego a la realidad.
Y escribiendo sobre la calidad del Humboldt… recuerdo cuando hace tiempo el comandante Vielma Mora, entonces jefe del Seniat, tuvo que explicar ante sus conmilitones y los periodistas opositores que el Humboldt era un excelente colegio y que sus hijos allí matriculados querían aprender alemán.
Es que la calidad nunca es barata: la mensualidad del Humboldt ronda los 300 dólares en un país donde hay millones que no perciben 10 dólares en un mes.
Pero como el twitter manda… el Fiscal nombra un subalterno encargado quien en un acto de populismo twittero pide “homicidio culposo” para la Directora y Coordinadora del colegio.
No para la maestra porque al menos mediáticamente hay que azuzar la lucha de clases.
La acusación es a mi juicio el paso previo a demandas que pueden terminar en el cierre de una institución que se ha mantenido en alto nivel de excelencia durante décadas.
El razonamiento del Fiscal es absurdo porque las responsabilidades son individuales y equivale a la misma idiotez que los más exaltados opositores exigen a la CPI cuando piden “cárcel para el presidente Maduro… por cada connacional muerto cruzando el Darién”.
No soy pitiyanqui… líbrame Dios… pero refresco que cuando en estados donde gobernaban los republicanos de ese país… en ciudades donde el alcalde era de la misma tolda… a nadie se le ocurrió acusar a Trump, o al gobernador y al alcalde… cuando policías tan blancos como salvajes… asesinaban ante quien los grabó… a un ciudadano afrodescendiente.
Pero aún así, si algún energúmeno cree como el Fiscal que solo el colegio tiene responsabilidad que existe pero no puede ser penal… recuerde entonces señor energúmeno que Ministerio del Poder Popular para la Educación es quien da el visto bueno para funcionar cualquier institución pública o privada en Venezuela… y la Sociedad de Padres del Humboldt, que ha estado muda, también tiene su cuota débito en la tragedia.
Por lo pronto solidaridad y paz a los padres afectados y que el Fiscal rectifique.