Para el Mundial de Suecia había dos promesas que amenazaban con cambiar la historia del fútbol: Edson Arantes Do Nascimento, Pelé, de Brasil y Eduard Streltsov de la Unión Soviética. Sin embargo, en los estadios escandinavos sólo brilló el astro del Santos, dado que el oriundo de Moscú nunca viajó al norte de Europa por una extraña acusación basada en una presunta violación a una menor en los días previos al inicio del torneo.
Por infobae.com
Los antecedentes avalaban las expectativas que despertaba el delantero soviético. Con 18 años debutó en su selección frente a Suecia en un partido que terminó 6 a 0 y es recordado por las 3 conquistas del joven atacante. Como en las siguientes convocatorias Streltsov se volvió a lucir con 7 goles en 4 compromisos, su presencia en los Juegos Olímpicos de Melbourne fue indiscutida.
Alemania Federal, Indonesia, Bulgaria y Yugoslavia conformaron el camino del campeón en Australia. La joya del Torpedo Moscú anotó 2 tantos en el certamen, pero no recibió la medalla de oro porque el entrenador decidió no incluirlo en la final. Como en aquella época el Comité Olímpico Internacional sólo otorgaba las preseas a los que participaban de las pruebas decisivas, su reemplazante, Nikita Simonyan, le ofreció el premio; pero Streltsov se lo rechazó con una respuesta que reflejó su personalidad: “Ganaré muchos otros títulos en el futuro”.
Consagrado como estrella de su país, junto al mítico arquero Lev Yashin e Igor Netto, las autoridades del régimen soviético le ordenaron que continuara su carrera en el Dinamo de Moscú (cercano a la KGB) ó al CSKA de Moscú (que tenía la influencia del ejército). Pero “el rebelde” jugador se negó porque no compartía la ideología de su gobierno.
La popularidad adquirida en las canchas, su agitada vida nocturna, su peinado boyish, su constante incitación a la libertad y sus desafíos hacia los jerarcas comunistas pusieron al futbolista en el ojo de la tormenta. Según retrata el libro Mujeres, Vodka y Gulag, del italiano Marco Iaria, en alguna ocasión insultó públicamente a los familiares de Yekaterina Furtseva, probablemente la mujer más influyente en la política de la Unión Soviética, y su espíritu revolucionario le cortó la carrera.
Antes de viajar a la Copa del Mundo de 1958 Eduard Streltsov recibió una denuncia de violación. Una joven llamada Marina Lebedeva acusó al futbolista ante las autoridades gubernamentales y policiales, pero el delantero negó todos los cargos.
Con el deseo de participar del Mundial, aceptó firmar una confesión a cambio de que le permitieran jugar el torneo internacional. Un convenio que nunca se concretó, dado que el jugador fue trasladado a una prisión de trabajos forzados en Siberia, con la condena de 12 años.
La decisión generó manifestaciones en Moscú. Como lo recordó Luciano Wernicke en Historias Insólitas de los Mundiales, Cerca de 100.000 operarios de la automotriz Zil (vinculada al Torpedo) salieron a las calles para reclamar la injusta postura que tomó el gobierno en contra de su ídolo. Sin el Pelé Blanco en sus filas, la Unión Soviética fue eliminada por el combinado local en los cuartos de final.
Cinco años más tarde Streltsov fue liberado y en 1965 se reincorporó al Torpedo para ganar la liga doméstica y alcanzar las semifinales de la Copa de Campeones de Europa. A pesar de las dificultades físicas que generó su cautiverio, su talento se mantuvo intacto.
A los 33 años se retiró para convertirse en entrenador, profesión que ejerció en las divisiones menores de su único equipo hasta 1990, cuando falleció a la edad de 53 a causa de un cáncer de laringe. Sus restos están enterrados en el cementerio Vagánkovo de Moscú, donde también se encuentra la tumba de Lev Yashin. En el séptimo aniversario de su muerte, se avistó a Marina Lebedeva, la mujer de la acusación por la que el futbolista fue encarcelado, dejando flores en la lápida para honrar su memoria.
En honor al jugador, la cancha del Torpedo fue renombrado a Estadio Eduard Streltsov en 1996. Una escultura en el ingreso del predio recuerda las hazañas del goleador. En la actualidad, cada vez que un futbolista hace un pase de taco, los rusos dicen que hizo un Streltsov.