En esa ola se montó en su oportunidad Eduardo Galeano, con unas cifras sin ningún respaldo histórico, en un texto que se convirtió en una biblia de la leyenda negra que asumió como evangelio la izquierda resentida, hace pocos años el propio Galeano reconoció que exageró, pero la semilla del odio ya había sido sembrada y había florecido en universidades y grupos de radicales, en donde se leía con devoción por esa izquierda resentida su tristemente famosa “Venas abiertas de América Latina”.
Con Chávez se gastaron millones de dólares en eventos como el de la deuda social, que reunía en Caracas a esos dinosaurios del resentimiento histórico y político, con muchos invitados internacionales que en el Teatro Teresa Carreño y en hoteles de lujo 5 estrellas desplegaban su verborrea con el mayor lujo y confort, en esa misma onda los encuentros de Afrodescendientes presididos por el desaparecido Aristóbulo Izturiz recordaban la esclavitud en salones Vip.
Yo no espero un cambio en esa gente, denigran de la herencia del mestizaje hispano vestidos de marca, hablan y escriben en castellano y se casan, bautizan a sus hijos en el catolicismo, no pierden oportunidad de viajar a Europa, lo que hace de su mezquindad una doble moral, porque si alguién ha sido transparente en su vida privada y literaria es el poeta ganador del Cervantes 2022, por supuesto que para los militantes del resentimiento es un duro golpe, porque Cadenas representa civilidad, cultura universal y libertad, algo que no ofrece el odio de los totalitarismos.
Por mi se pueden ir a destilar su envidia cochina a donde mejor les parezca, yo celebro con la Venezuela que aspira vivir en democracia y libertad el premio a Rafael Cadenas, que nos llena de orgullo y brinda un fresquito en medio de tanta borrasca, que en vano intenta enlodar y despachar con el viejo discurso del odio, los valores que nos enaltecen como nación.