El sindicalista y presidente de la Intersectorial de Trabajadores de Guayana (ITG), Rubén González, considera que la única forma de recuperar la estabilidad económica y social de los empleados y las industrias del país, es sacando del poder al régimen de Nicolás Maduro.
Por Corresponsalía La Patilla
González, quien ha sido dos veces preso político de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, conversó con La Patilla sobre el panorama de persecución laboral que existe en Venezuela y ofreció su opinión con respecto al panorama electoral.
“La única forma de lograr la libertad, es sacando al régimen forajido de Nicolás Maduro. Para lograr beneficios laborales, hay que desalojar a Maduro”, dijo el dirigente sindical, caracterizado por ser frontal y de verbo encendido. Fue, por muchos años, secretario general del Sindicato de Trabajadores de Ferrominera Orinoco, industria en la cual lleva 38 años.
-¿Qué características debería tener un dirigente sindical?
-Debe sentirse identificado con la clase obrera, no doblegarse y ganarse la confianza de sus compañeros. Debe demostrar con hechos su dignidad, y eso es lo que hemos hecho los dirigentes que estamos en la intersectorial. Porque no es solo decirlo, sino hacerlo.
-Entonces, ¿cuál es su opinión sobre políticos como Nicolás Maduro, quien dice insistentemente que tiene un pasado como dirigente sindical y se autodefine como obrero?
-Bueno es que el mismo Nicolás Maduro se cataloga como un presidente obrero y es increíble. Y yo me pregunto cómo es que si él viene de las filas del sindicalismo y dice defender a los trabajadores, se ha convertido en el mayor perseguidor, cercenador y carcelero de la clase obrera. Entonces es una hipocresía, porque del dicho al hecho hay mucho trecho. Si usted dice algo, tiene que mantenerlo. Ese no es ni fue dirigente sindical, es un antiobrero y esquirol.
-¿Cuán difícil es seguir ejerciendo la labor sindical en Guayana a través de la ITG?
-La ITG se crea en medio de un clima convulsionado, en el que tuvimos que dar la pelea. Fue en plena emisión del memorándum 2792 que cercenó los derechos de los trabajadores. Comenzamos a dar la pelea con varios compañeros sindicalistas en las calles, en las avenidas. Actualmente sabemos que hay mucha persecución, chantaje y terrorismo para el sector laboral en todo el país. A lo largo de estos cuatro años en la ITG hemos visto cómo muchos trabajadores han muerto en sus casas y en hospitales por falta de atención médica. Por eso insisto en que la única forma de salir de esto es desalojando a Maduro.
-A propósito de un cambio de gobierno, ¿Cómo ve la ruta electoral?
-Hay mucha incertidumbre. Desde la ITG hemos cuestionado a algunos partidos que le han hecho el juego al régimen y han hecho negociaciones fraudulentas. Pienso que se le tiene que garantizar a la gente elecciones limpias y transparentes, pero vemos a un Consejo Nacional Electoral (CNE) que está dirigido por el régimen y ahí se hace lo que ellos digan. En ese panorama, ¿cómo se garantizan las elecciones limpias?.
-¿Qué opina de la participación de la diáspora?
-Bueno, justamente tenemos más de siete millones de compatriotas que huyeron de Venezuela por el caos. Hay que darles la opción de votar en el momento de las elecciones. El clima no está muy claro; el sistema está amañado, porque no es solo votar, hay que elegir. El régimen tiene el control de todos los números, y donde ha ganado la oposición es porque hacen algunos acuerdos.
Preso político de Chávez y Maduro
La lucha sindical ha puesto a Rubén González varias veces en el ojo del huracán. En dos ocasiones ha pagado con cárcel las protestas que ha encabezado y la frontalidad que lo identifica.
El primer encarcelamiento lo ordenó el fallecido Hugo Chávez. En septiembre de 2009, luego de 16 días de huelga para exigir que se cumplieran beneficios laborales en Ferrominera Orinoco, fue arrestado. Durante los cinco años siguientes fue sometido a un proceso judicial; al final fue absuelto, es decir, se demostró que no cometió delito alguno.
Pese a estar tras las rejas, su lucha no desmayó y siguió al frente del sindicato de la empresa. En noviembre de 2018 fue nuevamente arrestado arbitrariamente en Anaco, cuando estaba en camino a una asamblea en Caracas. Para entonces era el líder de decenas de manifestaciones en contra del memorándum 2792.
En septiembre de 2020 fue liberado mediante la figura del indulto, aunque González recalca que no se siente indultado. “Eso no fue indulto, me sacaron porque yo nunca cometí ningún tipo de delito. Antes me habían dicho que yo tenía que asumir los cargos y me dejarían en libertad. Entonces me quedo preso, les respondí, porque no cometí ningún delito. Yo lo único que he hecho en 38 años de servicio y de trabajo es defender los intereses de los trabajadores”, indicó.
Relató que ese segundo encarcelamiento fue especialmente fuerte porque enfermó dentro de la prisión y no contó con ayuda médica. “Ahora sufro de hipertensión y tengo problemas de los riñones. Recuerdo que una vez pasé 15 días con fiebre y a veces me tenían esposado a un tubo en un pasillo”, comentó.
-¿Cómo describe el apoyo de su familia en esas dos ocasiones que fue prisionero político?
-El apoyo de mi familia es algo lindo. Mi familia es una columna de fortaleza. No sé qué hubiera sido de mí sin mi esposa; tenemos 45 años casados. Tengo cuatro hijos y 13 nietos. Sin mi familia, que ha sido consecuente, yo hoy estaría contando otra historia, porque cuando uno está solo, sin la familia, la cosa se complica. Tengo una familia unida, para la gloria de Dios.
-¿Alguna vez su familia le ha reprochado por exponerse tanto?
-La verdad, han sido muy pocas veces. Lo que sí me han hablado es de mi edad y mi salud, me han pedido que me cuide más y que baje la guardia sobre lo que he venido haciendo. Pero nunca me han pedido que deje de luchar. Y no es que yo sea más valiente que nadie, sino que cuando veo una injusticia, no me puedo quedar callado, y mi familia sabe que yo soy así, por eso me apoyan en todo.
-La mayoría de las empresas básicas de Guayana muestran números rojos de producción. ¿Cómo está Ferrominera Orinoco puertas adentro?
-Dicho en una sola palabra es un caos, porque Ferrominera Orinoco viene de 23 millones de toneladas de producción al año; lo mínimo eran 18 millones. Ahora vemos una producción de cinco o siete millones. Entonces tenemos a una Ferrominera en plena debacle. En las minas ya no hay locomotoras que bajen el mineral de hierro, las líneas férreas están en pésimas condiciones. Por eso te digo que es un caos. Y en Ferrominera reposa el mineral de hierro que es materia prima para las briqueteras y Sidor, donde se hacen productos terminados. Ahorita apenas llegamos a los 3.000 trabajadores.
-¿Algún mensaje final para esos trabajadores?
-Para la sociedad en general. Quiero invitar a todos a que nos involucremos en los cambios políticos para que Venezuela pueda salir de esta dictadura. Aquí no se trata de un grupo, esto nos involucra a todos. Tenemos que tener presente que estamos frente a una dictadura delincuencial y forajida, a la que no le importa el bienestar de los trabajadores. La unidad es lo que creará el músculo para desalojar al dictador y así tendremos democracia y estado de derecho.