Debido a los ataques a obras de arte por parte de activistas ambientales, desde Italia se anunciaron medidas para proteger el patrimonio, entre ellas el aumento de los tickets de entrada a los distintos museos del país.
Por Infobae
Así lo comunicó el ministro de Cultura italiano, Gennaro Sangiuliano, quien comentó que el objetivo es proteger las obras de arte ante los constantes ataques las últimas semanas con, por ejemplo, la instalación de cristales protectores, que se financiarán con el aumento de los tickets de ingreso.
“Los continuos ataques y agresiones que cada vez más se producen en detrimento de nuestro patrimonio artístico y cultural nos obligan a repensar y reforzar los niveles de protección”, sostuvo Sangiuliano en un comunicado en el que condenó “la violencia sin sentido y gratuita que se dirige contra las pinturas, instalaciones, obras y estructuras” de los museos del país.
En ese sentido, justificó que este es el único camino posible “considerando el enorme patrimonio a proteger, la intervención representará en consecuencia un costo considerable para las arcas del ministerio y de toda la nación y, lamentablemente, sólo puede prever un aumento en el costo de la entrada”.
“Una vez más, la indignación de unos pocos violentos corre el riesgo de recaer sobre los italianos y, en particular, sobre los que quieren ir a ver una buena exposición”, dijo.
Sin embargo, no se comunicó cómo se producirá el aumento, si será el mismo porcentaje para todos los espacios culturales o habrá una evaluación de cada uno en particular de acuerdo a las obras que necesitan ser protegidas. Por otro lado, cada espacio tiene diferentes tarifas. Por ejemplo, ingresar a las emblemáticas galerías Ufizzi tiene un valor de € 12 para turistas extranjeros y de € 2 para residentes de la Unión Europea.
Desde mayo pasado, diferentes obras de arte en Europa y Australia han sido vandalizadas por parte de activistas climáticos para llamar la atención sobre el calentamiento global.
En Italia, por ejemplo, un grupo de activistas pegó sus manos al cristal que protege La Primavera de Sandro Botticelli en la sala de la Galería de los Uffizi en Florencia o en Roma, ecologistas arrojaron puré de verdura al cuadro El sembrador, de Vincent Van Gogh en el in Palazzo Bonaparte.
El viernes pasado otros activistas lanzaron ocho kilos de harina sobre un auto diseñado por Andy Warhol en una exposición de Milán.
En otras partes del mundo, se atacó a Muerte y Vida, del austriaco Gustav Klimt, que se expone en el Museo Leopold de Viena, a Las majas, de Goya; La joven de la perla, de Vermeer; Los girasoles, de Van Gogh; Los almiares, de Monet o La Gioconda, de Leonardo Da Vinci, por nombrar solo algunos casos. Hasta ahora, ninguno de ellos sufrió daños, aunque sí sus centenarios marcos.