La ONG Basta de Demoler llamó a la comunidad a defender la Iglesia y Monasterio Santa Catalina de Siena, en la Ciudad de Buenos Aires. Cuál puede ser el futuro de este ícono de la época colonial, ante la posible reactivación de un proyecto inmobiliario.
Por infobae.com
Entre los muchos edificios históricos de un valor patrimonial que no es posible calcular, se encuentra el complejo que conforman la Iglesia y el Monasterio de Santa Catalina de Siena, ubicado en el Microcentro de la Ciudad de Buenos Aires y construido en 1745 por el arquitecto jesuita Giovanni Andrea Bianchi. Fue declarado Monumento Histórico Nacional y no es exagerado decir que ingresar allí se siente como una suerte de oasis en medio de una de las zonas porteñas más transitadas.
Un proyecto de obra para la construcción de una torre de 18 plantas en el predio lindero puso en alerta a vecinos y organizaciones civiles que advirtieron sobre la afectación irreversible que podría sufrir la antigua construcción y su entorno. La ong Basta de Demoler fue una de las que asumió la defensa de ese patrimonio histórico ciudadano y la batalla, dice, aún no ha terminado. Si bien la oposición a la obra cuenta a su favor con un fallo de la Justicia en todas las instancias, la compañía retomó los trámites para iniciar la construcción, dijeron desde esa organización.
Ante esto “los vecinos y la comunidad que visitamos la Iglesia y el Monasterio de Santa Catalina entramos en estado de alerta temiendo un atropello al patrimonio histórico y cultural de los ciudadanos de Buenos Aires. Ellos son iconos de la época colonial y hacen al sentido histórico de la Nación”, manifestó Basta de Demoler.
“Hoy existe la amenaza de una obra lindera que vulneraría el derecho colectivo a este oasis urbano y cultural. Hace más de dos siglos, durante las invasiones inglesas, las tropas británicas usurparon esa Iglesia y su Monasterio durante tres días, encerrando a las monjas que vivían allí, en una celda a oscuras y sin alimento”, recordó, y señaló que, a 277 años de haber sido erigidos, “Santa Catalina es hoy un faro espiritual para todas las personas que trabajan y transitan en el Microcentro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, siendo un espacio en el que pueden encontrar paz y una resignificación personal e histórica”.
Por eso, la ong llamó “a la comunidad de vecinos a defender juntos nuestra historia y nuestro presente, alzando la voz para seguir manteniendo vivos los valores patrimoniales, históricos, culturales y espirituales”, y recordó que “no es la primera vez que un grupo inmobiliario desafía y pone en riesgo el sentido de pertenencia de la ciudadanía”.
En 2014, Basta de Demoler se presentó ante la Justicia de la Ciudad y, en 2016, obtuvo un fallo del Tribunal Superior porteño que, con fecha del 24 de octubre de ese año, confirmó por unanimidad las sentencias de primera instancia y Cámara por lo que “paró la obra”.
El expediente 11589/14 se había iniciado con un pedido de amparo de esa organización civil, tras lo cual se dictó una medida cautelar que evitó el inicio de la construcción. Posteriormente se resolvió la cuestión de fondo del amparo en contra de la inversora Santa Catalina de Siena S.A. y del Gobierno porteño, explicó la ong.
Fuentes de la organización explicaron a Infobae que la discusión judicial tuvo que ver con “un permiso de obra nueva que había dado el Gobierno de la Ciudad que tenía varios inconvenientes”. Según dijeron los voceros, el proyecto fue aprobado, pero tenía “una cantidad de irregularidades enormes, con vicios de forma y de fondo”. Había “irregularidades con incumplimientos del Poder Ejecutivo de la Ciudad de Buenos Aires para con, no solo el Monasterio y la Iglesia, sino con los ciudadanos que tienen un derecho sobre ese patrimonio. Justamente quien tiene que velar por ese patrimonio estaba jugando en contra y estaba dejando indefenso a ese patrimonio histórico cultural y religioso de todos los argentinos”.
“Lo que se tenía proyectado hacer ahí originalmente era un edificio de 18 pisos, con 5 pisos para abajo en cocheras. Esto haría perder todo lo mágico de este lugar desde lo cultural, lo histórico”, explicó la ong.
Según la entidad, la Justicia le dijo a la compañía constructora que no contaba con el permiso para levantar la torre, porque “estaba viciado”, aunque le reconoció el “derecho de propiedad privada” del predio, pero “no la autorizó a construir”. Esto ocurrió en 2016 y no se ha modificado, pero “hoy vuelve a estar amenazado” ante el reinicio de una serie de trámites por parte de la compañía, según la misma organización.
El complejo patrimonial se encuentra en la manzana comprendidas por las calles San Martín, Viamonte, Reconquista y la avenida Córdoba. El Monasterio fue el primero en ser construido en la ciudad en 1745 y perteneció a las monjas de la orden Dominica.
Una de sus instancias históricas más destacadas ocurrió en julio de 1807, durante la segunda invasión inglesa a Buenos Aires, cuando los soldados que habían ingresado por la fuerza ocuparon varios conventos, entre ellos el de Santa Catalina. Si bien las monjas fueron encerradas sin alimentos durante tres días, no sufrieron agresiones, pero el lugar fue sometido a destrozos y saqueos. Inmediatamente después, el lugar fue transformado en un hospital de campaña para asistir a los heridos, tanto ingleses como criollos.
Las monjas dominicas usaron el lugar hasta 1974, cuando fue cedido al Arzobispado de Buenos Aires. Desde comienzos de este siglo funciona como Centro de Atención Espiritual para quienes trabajan y circulan por el Microcentro.