Gaetano Alaimo, de 65 años, era cardiólogo en la ciudad de Favara, al sur de Sicilia, en Italia. Allí era muy apreciado por sus pacientes, a quienes atendía hace años. Adriano Vetro, de 47 años, era uno de ellos, quien llevaba tiempo tratando con él su insuficiencia cardíaca.
Este martes, como en ocasiones anteriores, Vetro se dirigió al consultorio del médico de Via Bassanesi aunque esta vez sin una cita. Fueron pocos los minutos que permaneció en el centro ambulatorio que aún estaba cerrado aunque ya con empleados en su interior y otros pacientes esperando ingresar; desde la sala de espera le bastó para disparar a la espalda de Alaimo, que fue alcanzado a la altura del pecho, y murió.
Aún no están del todo claras las condiciones del hecho, por lo que algunos afirman que habría existido una discusión previa mientras que otros sostienen que no la hubo. Sin embargo, ésto no habría sorprendido a los empleados del centro ya que sí se habían dado peleas en el pasado, durante otras citas médicas.
Luego del homicidio, Vetro salió en contramano por Via Crispi y se dirigió a su casa donde, al cabo de unas horas, la policía de Favara lo halló junto al arma que -se presume- habría utilizado para matar al médico. Los oficiales procedieron a su arresto y lo llevaron a la comisaría para realizarle un interrogatorio y poder comprender el motivo que lo llevó a realizar tal acción.
El fiscal jefe interino de Agrigento, Salvatore Vella, tomó el mando de la investigación y procedió, también, a escuchar los testimonios de los testigos allí presentes.
Ante lo ocurrido, el alcalde de la ciudad, Antonio Palumbo, declaró que “es impensable e inadmisible”.
“Esta mañana me había pronunciado tras la intimidación sufrida por un empresario, cuyo coche y garaje habían sido baleados, pidiendo la colaboración de la ciudadanía y reiterando que Favara rechaza toda forma de violencia y opresión. Ahora un nuevo acto de sangre asola nuestra ciudad , y nos deja estupefactos. No sabemos las razones, si la violencia puede tener alguna, pero es nuestro trabajo hacernos portadores de la voz de muchos ciudadanos que están preocupados y cansados”, continuó y recalcó: “Necesitamos un paso importante desde el punto de vista cultural, pero para hacerlo necesitamos, lo digo una vez más, del Estado”.
Por su parte, los médicos locales se solidarizaron con el cardiólogo y su familia y aprovecharon esta desgracia para reclamar “más presencia del Estado” italiano allí, ya que muchas de las ciudades de la zona aún viven bajo el control de las mafias y con altos índices de criminalidad.
“Vuelvo a pedir con fuerza una mayor presencia del Estado en nuestra ciudad, todavía hay demasiada gente convencida de que la violencia es un medio aceptable, y estamos aquí para decirles a todos que en Favara ya no hay sitio para gente así. Favara no los quiere”, comentaron.
“Hoy es tiempo de dolor pero también es hora de pedir, una vez más, la plena aplicación de la ley y más seguridad para los médicos: es inconcebible que una persona pueda entrar armada a un lugar de atención de la salud”, comentó, en tanto, el presidente de la Federación Nacional de Órdenes de Cirujanos y Odontólogos.
A su vez, las redes sociales se llenaron de mensajes al respecto. “Una persona valiosa, muy buen médico. Trató a mi padre”, escribió una mujer mientras que otros se lamentaron: “Que gran pena, una muy buena persona. Lo conocí hace muchos años, siempre servicial, humilde y amable. Pero la gente ya no puede razonar. ¿Cómo es posible andar armado y quitar una vida, de esta manera tan cruel?”.
“Condolencias a la familia. Descansa en paz”, se leyó también de otro usuario.
Con información de EFE | Infobae