El futuro no existe, esa es una verdad de Perogrullo. Trate de hacer algo en el futuro, es imposible, no puede trasladarse hasta allá para hacerlo. El pasado tampoco existe, si no lo cree, intente modificar ese pasado, tampoco podrá. El futuro está en su mente y el pasado en sus recuerdos y sus vestigios. En conclusión, lo único que existe es el presente o, el continuo presente.
Lo que hemos dicho es una verdad tan obvia, que pareciera que no tiene sentido plantearla. Sin embargo, tener esta realidad clara en la conciencia tiene una enorme implicación para nuestra vida personal, y si somos empresarios, para nuestra empresa.
Comencemos con nuestra vida personal. ¿Quién no se preocupa, especialmente, si vive en Venezuela? Se preocupan hasta el punto de caer en una depresión y más. En tal situación, la mente no necesita ayuda, piensa y piensa y habla y habla sin parar. Pero resulta que, Inevitablemente, el pensamiento se dirige hacia el pasado y el futuro, se concentra, en particular, en las catástrofes que se avecinan.
Todo esto pareciera que escapa de nuestro control, que ocurre en nuestra mente de manera automática. Desde siempre, hemos querido desentrañar lo que el futuro nos depara. Buscamos respuestas en la precognición, la profecía, los sueños, la simbología, las cartas, consultamos con la bola de cristal, los videntes, los futuristas, los astrólogos, el Tarot, el I Chin, y muchos otros, porque no queremos aceptar que el futuro es, sencillamente, inescrutable.
Entonces, por qué no disciplinar nuestra mente para que deje de pensar en un futuro que no puede adivinar y concentrarse en vivir en el presente. Enseñarla a emplear sus energías en ejecutar las tareas, que es lo único que va a convertirse en pasado, y contribuir a modificar el futuro. Lo que los orientales llaman vivir en “el aquí y el ahora”. Esta disciplina no es nada fácil, pero el primer paso consiste en adquirir conciencia de ello. Sugerimos un método. Restrinja el largo plazo a una semana. De ahí en adelante no piense. Luego, ejecute el día a día, hora a hora.
En el mundo empresarial se utiliza la planificación estratégica con escenarios. La planificación original se inició con el Plan Quinquenal de la URSS. A principios de este siglo, las empresas planificaban a tres años. Hoy en día impera la planificación trimestral, como en la empresa Twitter, que para algunos de sus empleados resulta muy exigente. Recientemente empresas consultoras, como Bain & Company, recomiendan la planificación continua que da una alternativa para trabajar en ambientes no determinísticos y cambiantes.
Como vemos, en un mundo cada vez más complejo y dinámico donde sucesivos actos fortuitos, como la epidemia viral del Covid, producen cambios en todos los escenarios, terminamos concluyendo que el futuro es inescrutable, que debemos trabajar con el conocimiento que hemos adquirido del pasado inmediato. Trabajar a corto plazo. El exitoso Elon Musk, creador de los automóviles Tesla y la red de satélites Starlink, no hace planes estratégicos, todas sus planes y las exigencias a sus colaboradores son de una semana o máximo diez días.
Hoy hay un nuevo cambio de paradigma, el fin de los escenarios en la planificación estratégica y las decisiones basadas, no en supuestos, sino en lo que conocemos aquí y ahora.