Boleskine House se encuentra enclavada en los Highlands de Escocia. Muchos la consideran maldita, una propiedad demoníaca. Esa reputación se la ganó con las prácticas ocultistas y sexuales que realizó allí Aleister Crowley, que era conocido como el “Hombre más malvado del mundo”. Luego la compró Jimmy Page, el guitarrista de Led Zeppelin. Muchos le atribuyeron las desgracias de la banda a esa mansión
Se convirtió en otro Monstruo del Lago Ness. En uno tangible, fácil de ubicar, al que muchísimos visitaron, del que pocos pudieron escapar imantados por su leyenda nefasta. Algunos creen que es un portal al infierno. Tiene un pasado macabro e inquietante, repleto de misterio.
Por Infobae
Boleskine House es una propiedad de más de 300 años de antigüedad situada en la orilla sur del Lago Ness en Escocia. Tiene 14 hectáreas de extensión. La casa principal era baja con un cuerpo central y dos alas bien diferenciadas con una decena de cuartos y amplios salones. Pero nada de eso importa demasiado. Su celebridad, su leyenda oscura, se centra en lo que sucedió en ella y en la supuesta presencia de malos espíritus encerrados entre sus paredes desde que en 1899 fue adquirida por Aleister Crowley. A él le debe su reputación satánica.
Boleskine House es considerada, por muchos, como una mansión embrujada, una casa maldita, que convoca a las desgracias. Uno de sus propietarios, durante dos décadas, fue Jimmy Page, el guitarrista de Led Zeppelin.
Orgías, actos de ocultismo, rituales satánicos, sucesos inexplicables, muertes absurdas, mutilaciones, incendios y otras catástrofes. Todo lo (malo) posible ha ocurrido entre sus paredes añejas, gastadas y percudidas por los estragos.
Pocas propiedades encierran tantas historias, tanto misterios y tantas leyendas como Boleskine House.
Aleister Crowley la compró en 1899. Para sus rituales necesitaba un lugar amplio, discreto, alejado y, según sus creencias, con la entrada orientada hacia el norte. Boleskine, en realidad, no cumplía con este requisito. Pero a él esa propiedad le gustaba demasiado para dejarse llevar por un detalle tan menor: una vez que fue suya, construyó una puerta adicional –que casi no era usada- con orientación hacia el norte.
Recorrió media Inglaterra hasta dar con el sitio ideal. Cuando encontró esta propiedad, fue a hablar con su dueña, una señora mayor que le informó que no había posibilidad de negociación: la casa no estaba en venta. Crowley no tenía. En esos momentos, problemas económicos y realizó una oferta desorbitada. El doble de su valor real en efectiva y la asunción de las deudas cuantiosas que acarreaba. La señora no dudó en aceptar.
Aleister Crowley realizaba rituales satánicos. Esa magia negra, decía, convocaba a espíritus y demonios. En su diario consignaba cada una de sus ceremonias. Su magia se producía en medio de rituales sexuales. En sus propiedades se desataban permanentes orgías en las que él, bisexual, se relacionaba con todos los presentes. Sus derechos surgían de que era el celebrante y el que, supuestamente, convocaba a los espíritus. Quienes lo defienden dicen que en esas ceremonias se producía la magia. Aunque sean muchos los que crean que todo era una excusa para poder vivir en un estado orgiástico permanente y tener hombres y mujeres siempre a su disposición.
El escritor inglés William Somerset Maugham conoció a Crowley mientras era el propietario de Boleskine. Quedó, al mismo tiempo, deslumbrado y espantado por el escritor y ocultista: “Me desagradó al instante, pero me interesaba y divertía. Hablaba mucho y excepcionalmente bien. De joven, según me habían dicho, era muy guapo, pero cuando lo conocí, estaba gordo y se estaba quedando sin pelo. Sus ojos eran notables y tenía un modo, no sé si era natural o adquiridos, de enfocarlos que cuando te miraba parecía que viera algo dentro tuyo, que te atravesara con la mirada. Era un farsante, pero no del todo. Mentía y era ostentoso de una manera indecorosa. Él se vanagloriaba de muchas de las cosas malas que había hecho. Crowley contaba historias fantásticas acerca de sus experiencias, pero era imposible saber si decía la verdad o sólo trataba de engañarte”, consignó tiempo después Somerset Maugham. El novelista lo hizo protagonista de su novela El Mago, apenas enmascarando la personalidad y actividades de Crowley bajo un nombre falso. Otros lo calificaban de una manera más directa.
En su época, Aleister Crowley era conocido como El Hombre Más Malvado del Mundo.
Aleister Crowley recibía visitas de manera constante. Eran adeptos o ingenuos que caían bajo su influjo y él los hacía parte de sus rituales mágicos y de sus orgías.
Con los años se fue consolidando la idea de que varios de los que residieron por un tiempo en Boleskine o que participaron de sus ritos durante varios días sufrieron episodios poco comprensibles o colapsos inesperados. Fueron muchos los que escaparon de madrugada porque no podían aguantar ya la atmósfera del lugar o porque las actividades que tenían lugar en la casa les repugnaban.
Una tarde Crowley volvió de cazar y se encontró con un cura sentado en la sala esperándolo. El religioso venía a informarle que el casero, que era abstemio y era reconocido por ser un hombre de trabajo y muy sereno, se había emborrachado y había intentado asesinar a toda su familia. Un obrero que había ido a realizar tareas de mantenimiento se suicidó en un granero. Otro enloqueció y trató de matar a Cowley y otros que estaban en ese momento en la casa. El carnicero del oscurantista se desangró al cortarse accidentalmente mientras hacía su trabajo; en la época se manejaron dos versiones: se dijo que había anotado el nombre de dos demonios en su carnicería y, también, que tras una discusión, Crowley lo había hechizado y a la distancia había provocado el desenlace trágico.
La leyenda sostiene que Crowley convocó alrededor de 115 espíritus en los años en los que vivió allí. Algunos dicen que uno de ellos fue hasta el mismísimo Lucifer.
Hugh Gillies era el casero contratado por Crowley. En pocos años murieron dos de sus hijos. En ese momento el ocultista dijo que los demonios que él había liberado estaban desatados y que no los podía controlar, que la magia negra se le había ido de las manos. Eso, dicen, lo decidió a vender la casa en 1913.
Todo lo que pasaba en Boleskine o en sus alrededores se lo atribuyó a la acción e influencia de Crowley. Eso perduró a pesar de la venta.
Después la casa tuvo varios propietarios. Uno de ellos, un ex militar llamado Edward Grant, se suicidó en el dormitorio principal en 1965. La casa pasó a manos de una pareja joven. La esposa era ciega. El matrimonio no se llevaba bien y el marido abandonó la casa al poco tiempo sin aviso. La chica quedó sólo merodeando por la mansión ajada sin que nadie la asistiera.
Boleskine quedó vacía. Mientras se solucionaban temas legales la pusieron en alquiler. Se la quedó Kenneth Anger, cineasta experimental autor de dos libros sobre secretos y desgracias del mundo del cine llamados Hollywood Babilonia. Anger alquiló la casa por otra de sus aficiones: creía en el ocultismo y estaba obsesionado con Crowley. Esto hizo que la casa tuviera de nuevo notoriedad y otro creyendo en la magia negra, pero con mucho más dinero, compró la casa en 1970. Fue Jimmy Page, el guitarrista de Led Zeppelin.
El músico creyó que la casa sería un lugar ideal para componer y hasta para grabar un álbum. Pero cuando la recorrió, después de comprarla, se dio cuenta de que el estado de la propiedad era deplorable. Estaba casi derruida e inhabitable. Puso a cargo a un amigo suyo que de a poco tenía la misión de recomponerla. Malcolm Dent se fue a vivir allí. “Cuando Jimmy me ofreció el trabajo, yo no hacía gran cosa de mi vida y me pareció una buena ocupación”.
Page casi no pasó tiempo en la casa. Sus visitas eran muy esporádicas. Sin embargo ordenó la restauración y trató de llenarla de referencias a Crowley y su sociedad secreta. Murales, muebles y adornos que le habían pertenecido o que remitían a él y al oscurantismo.
Dent no compartía creencias con su amigo Page. De todos modos contó que en los primeros tiempos en la casa, a pesar de que estaba solo, escuchaba permanentes murmullos en los pasillos, oía sillas que se movían solas y portazos que alteraban el silencio de la noche. Dijo que ahí pasó las noches más terroríficas de su vida. Una de sus novias, que un día se quedó a dormir allí, dijo que detrás de la puerta creció un rugido feroz como el de un animal desesperado y que las puertas de la mansión comenzaron a golpearse. La chica no volvía a la casa. A pesar de todos estos supuestos fenómenos, Dent se casó y crió a sus hijos en Boleskine, lugar en el que vivió dos décadas, hasta que Page vendió la propiedad.
Fueron muchos los que atribuyeron las tragedias que asolaron a Zeppelin (la muerte de su baterista John Boham y la de Karac, el pequeño hijo de Robert Plant entre otras) a la casa y a la adscripción del guitarrista a la magia negra y a su fanatismo por Crowley.
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Page fue propietario de Boleskine más de veinte años. La casa fue comprada en 1992 por una familia, los MacGillivrays. Vivieron allí, sin inconvenientes, durante varios años. Cada tanto debían echar a curiosos y a periodistas que concurrían atraídos por la leyenda oscura del lugar y con la ilusión de presenciar algún fenómeno paranormal. Ella afirmaba que no creía en nada de eso y que nada raro habían visto ni oído en esos años. “Fuimos muy felices acá”, dijo.
La casa sufrió dos incendios que destruyeron varias de sus instalaciones y la dejaron nuevamente en un estado deplorable. El primero fue en 2015 y el siguiente cuatro años después. En ninguno de los dos pudieron desentrañarse las causas.
Después de eso, la maleza la cubría, casi no tenía techos, le faltaban las puertas y ninguna ventana tenía vidrios. Dentro todo estaba corroído. El abandono era total.
Dos años atrás, los legisladores de Highlands, el lugar en el que encuentra Boleskine, votaron a favor de destinar fondos a la restauración de la casa. Pero también debieron solicitar a los fanáticos de Crowley que preservaran el lugar y que no lo vandalizaran ya que las visitas son permanentes y son muchos los que tratan de llevarse un recuerdo o que acampan con la ilusión de presenciar algún suceso extraordinario o cruzarse con algún espíritu maléfico. Pasan la noche en el lugar y escriben su nombre en las paredes para dejar asentado que sobrevivieron a la oscuridad de la casa, que superaron la leyenda.
Hace unos meses, la propiedad fue reabierta al público en la primera etapa de la restauración planeada. Ahora tiene un techo verde agua resplandeciente, mucho más luminoso que la leyenda satánica que persigue a Boleskine.