La guerra de Ucrania ha agravado este año la fractura entre las potencias en las Naciones Unidas y en su Consejo de Seguridad, dividido hoy en dos bloques con posturas casi irreconciliables.
Rusia y China de un lado; Estados Unidos, Francia y el Reino Unido del otro: los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad se reparten cada vez más en dos bandos inamovibles que hacen extremadamente complicada cualquier iniciativa o acuerdo de calado.
La tendencia se venía apreciando ya en los últimos años, pero la invasión rusa de Ucrania ha acelerado esta “guerra fría” dentro de la organización, donde los cruces de acusaciones y las recriminaciones se han convertido en la tónica habitual en casi todas las reuniones.
Con Rusia dotada del derecho a veto, el Consejo de Seguridad no ha podido acordar absolutamente nada relativo a Ucrania, pero el choque entre Occidente y el eje Moscú-Pekín se hace notar también en muchos otros ámbitos.
COREA DEL NORTE Y LA AMENAZA NUCLEAR
Entre los más obvios en los últimos meses figura uno que tradicionalmente había sido objeto de consensos: el de la amenaza nuclear y, más en concreto, la que plantea Corea del Norte.
Pionyang ha desafiado este año al Consejo de Seguridad con repetidos ensayos armamentísticos que violan sus resoluciones, pero oficialmente el máximo órgano de decisión de la ONU guarda silencio.
Rusia y China han bloqueado conjuntamente toda respuesta a las pruebas con misiles norcoreanas, acusando a Estados Unidos y sus aliados de ser los responsables de la tensión en la región.
En el pasado, Corea del Norte había sido un área en la que las potencias habían logrado ponerse a menudo de acuerdo, llegando a imponer varias rondas de duras sanciones contra el régimen de Kim Jong-un.
Pero este año esos entendimientos se han roto con estrépito y han afectado también a otros ámbitos clave como el desarme nuclear, haciendo que la décima conferencia de revisión del Tratado de No Proliferación (TNP) terminara en agosto sin acuerdo debido a la oposición de Rusia al texto negociado.
CHOQUES EN ÁFRICA
Mientras, tras años de enfrentamiento en torno a cuestiones como Siria, ahora los conflictos en el continente africano -que ocupan buena parte de la agenda regular del Consejo de Seguridad- se han convertido también cada vez más en un nuevo campo de batalla diplomática entre las potencias.
Rusia, con una creciente presencia militar en la región, ha chocado repetidamente en la ONU con Occidente y, especialmente, con Francia, muy activa en sus antiguas colonias en ámbitos como la lucha contra el terrorismo y con grandes intereses económicos en esta zona tradicional de su influencia.
Libia se mantiene también como un foco de desencuentros para las potencias del Consejo de Seguridad, que este año han necesitado meses para pactar el nombramiento de un nuevo enviado de la ONU para el país árabe.
A pesar de la creciente hostilidad y el bloqueo en las grandes cuestiones, el Consejo de Seguridad ha sido capaz de seguir sacando adelante algunos acuerdos de mínimos, por ejemplo para prorrogar mandatos de las diferentes misiones de paz.
Es lo que Richard Gowan, director para la ONU de Crisis Group, describe como una “funcionalidad mínima” y que este experto atribuye en un análisis reciente al trabajo silencioso de diplomáticos chinos y franceses para tratar de tender puentes, a la labor mediadora de miembros no permanentes del Consejo y al interés de todas las partes por evitar que la guerra en Ucrania eche por tierra el trabajo en todos los demás ámbitos.
PRESIÓN PARA UNA REFORMA
Lo que sí ha hecho esta fractura es reavivar los llamamientos a una reforma del Consejo de Seguridad con el fin de hacer este órgano más capaz de actuar y más representativo.
Esa idea lleva décadas siendo discutida sin apenas avances, dada la variedad de propuestas y el escaso interés de las potencias por romper el statu quo, pero en los últimos meses ha ganado fuerza, sobre todo por la postura de Estados Unidos.
Ante el bloqueo en torno a Ucrania, el presidente estadounidense, Joe Biden, argumentó este año que ha llegado el momento de ampliar el número de miembros del Consejo de Seguridad y de limitar el uso del veto.
EFE