El Gobierno de Irán se encomienda a las ejecuciones de manifestantes en un intento de detener las protestas que piden el fin de la República Islámica, después de que la represión policial no lograse acabar con unas movilizaciones que van a cumplir tres meses y a pesar de las fuertes críticas internacionales.
Por El Tiempo
Ni la fuerte represión policial que ha causado más de 400 muertos, ni los masivos arrestos con más de 15.000 detenidos, ni los cortes de internet, la censura o las presiones a los informadores han logrado parar las protestas desatadas por la muerte de Mahsa Amini en septiembre.
Las autoridades iraníes han comenzado a ahorcar a presos detenidos por su implicación en las protestas en un paso más en la represión de unas movilizaciones que comenzaron al grito de “mujer, vida, libertad” y en las que se grita ahora “muerte a la República Islámica”.
El jueves se llevó a cabo la primera ejecución de un preso, la de Mohsen Shekari, de 23 años, ahorcado por herir a un basiji -miliciano islámico- con un cuchillo, bloquear una calle y crear terror en Teherán.
Y este lunes, el Gobierno iraní dio un paso más con la ejecución en público de Majid Reza Rahnavard por el asesinato de dos basijis -milicianos islámicos- en la ciudad santa de Mashad (noreste), informó la agencia Mizan, del Poder Judicial.
Los medios estatales han difundido fotografías del ahorcamiento de Rahnavard.
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