Un muy abatido Kylian Mbappé, sentado sobre el césped y con la cabeza baja, recibió el consuelo del presidente francés, Emmanuel Macron, que bajó al terreno de juego a consolar a los jugadores “bleu”.
Las cámaras de televisión mostraron cómo Macron se agachó para hablar un rato con la estrella francesa, a la que dio también algunas caricias cariñosas.
La final perdida a los penaltis fue un rudo golpe para Mabppé, a pesar de ser el mayor goleador de este mundial y de convertirse en uno de los dos únicos jugadores que han marcado tres tantos en una final mundialistas, ya que aspiraba a igualar al legendario Pelé como los únicos futbolistas en lograr dos mundiales, y consecutivos, antes de los 24 años.
Tras intentar consolar a Mbappé, que se quedó un rato más sentado y abatido con la mirada en el infinito, Macron saludó al seleccionador Didier Deschamps y a otros jugadores franceses.
Macron fue la principal figura del palco ya que el presidente argentino, Alberto Fernández, no viajó a Doha para esta final.
Las imágenes de televisión que periódicamente enfocaban al palco mostraban a un Macron inicialmente enérgico -apretando el puño con el canto de La Marsellesa antes de iniciar el partido- y luego aplaudiendo alegre el primer gol de Mbappé que dio esperanzas de un empate.
Y esa alegría se transformó en entusiasmo con el gol del empate, apenas dos minutos después, con el jefe del Estado francés poniéndose de pie y estirando ambos brazos.
Para el tercer gol francés, que volvió a empatar el partido y llevó la final a los penaltis, Macron ya se había quitado la chaqueta y arremangado la camisa.
Aplaudiendo con fuerza y muy sonriente, Macron mostró que, cuando el mundial está en juego, poco importan los protocolos.
Posteriormente, el presidente francés participó en la ceremonia de entrega de trofeos, junto con el jeque de Catar, Tamim ben Hamad Al Thani, y el presidente de la FIFA, Gianni Infantino.
Ahí, Macron abrazó y habló dos veces con Mbappé, cuando recibió el trofeo al máximo goleador y después al recibir la medalla de subcampeón. La estrella francesa seguía inconsolable, a pesar de los arrumacos de su presidente.
Macron también saludó cariñosamente a sus jugadores, abrazando a algunos de ellos y ejerciendo con todos el papel de consolador en jefe de unos hombres extremadamente decepcionados por haber llegado tan lejos para caer justo en la orilla.
Pero tampoco perdió la deportividad y saludó a los campeones argentinos, especialmente a su estrella y capitán, Leo Messi, incluso con palmaditas en la espalda mientras le estrechaba la mano.
EFE