“¿Cómo evitar las infecciones en centros asistenciales sin saber sus causas?”, es la preocupación de especialistas frente al impedimento para prevenir estas infecciones asociadas a la falta del cuidado de la salud. Se les complica por las deficiencias en la higiene hospitalaria que puede empezar por la falta del servicio continuo de agua o de jabones antisépticos, limitaciones para el lavado de manos y porque en la mayoría de los centros de la red pública están sin laboratorios de microbiología.
Por Guiomar López | LA PRENSA DE LARA
Es una situación recurrente y que suele avanzar de manera silenciosa, generando gastos y más angustia entre familiares que ingresan a un paciente con determinada enfermedad o emergencia, pero terminan con otras complicaciones. Otros síntomas suelen presentarse luego de las 72 horas de hospitalización y dependiendo del caso, podría ser la pseudomona, klebsiella, escherichia coli, entre otras bacterias que serían más agresivas en pacientes inmunosuprimidos, neonatos o adultos mayores.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), este tipo de infecciones ocasionan una mortalidad de 700 mil personas al año en el mundo. Cualquier centro de salud puede estar a riesgo, pero se tiene mayor incidencia en las áreas de emergencia, Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y hospitalización de centros públicos. Por lo general, suelen ser más frecuentes por la contaminación de un catéter en el torrente sanguíneo o en el tracto urinario, por contaminación del área quirúrgica o neumonía por contaminación del ventilador.
“¿Cómo saber una data de cultivos microbiológicos, si en la mayoría de centros asistenciales no se están haciendo?”, se pregunta Manuel Figuera, presidente de la Sociedad Venezolana de Infectología, al recalcar que en el país no se tienen cifras oficiales y se debe empezar por la voluntad de gerenciar para prevenir a través de la debida planificación. Señala que esa falta de laboratorios de microbiología también se extiende a los ocho posgrados de infectología en centros públicos.
No hay manera de averiguarlo, sino insistir en el lavado de manos y sabiendo las dificultades del servicio fijo del agua, además de la insuficiente dotación de implementos antisépticos. “Suelen faltar guantes y cómo garantizar la limpieza de una camilla por paciente”, explica la limpieza debe ser general. Un saneamiento general, incluso con garantía de calidad del agua.
Según el doctor, Marcial Daza, no se trata de una exclusividad en hospitales públicos porque incluye a cualquier centro de salud, un riesgo latente en cada servicio de acuerdo a la necesidad de desinfección de equipos y áreas. Recuerda que la Organización Mundial de la Salud (OMS) presta especial atención a la contaminación que suele presentarse en UCI o neonatología.
El período de incubación es a partir de 72 horas y suele presentarse con nuevos síntomas que van desde tos, fiebre, diarrea, dificultad para respirar, entre otros que menciona el infectólogo, Antonio González Mata. Señala que luego de ingresar por hernia inguinal, terminan en complicaciones de neumonía. Todo según las características de la bacteria.
Recuerda la necesidad de que los hospitales con más de 200 camas emitan los boletines por cada servicio, recordando que el promedio mundial indica que el nivel de infecciones no debe ser superior a 7%. Pasar este rango implica revisar minuciosamente las causas que están generando el alza.
Los catéteres, sondas y tubos endotraqueales suelen ser las principales amenazas sin la debida higiene.
Exige conciencia ciudadana
No sólo debe quedarse en la desinfección de espacios, sino también en la colaboración de familiares que exageran en las visitas a los pacientes hospitalizados. Es el llamado de Ruy Medina, exdirector del Hospital Central Antonio María Pineda, quien pide tomar conciencia colectiva y evitar infecciones entre quienes deben estar en franca mejoría.
Cuestiona el exceso de ciudadanos ajenos al personal sanitario, que sin proponérselo pueden contaminar al paciente. “El pasar de ese gentío puede contaminar todas las áreas del hospital”. Precisa que personas pueden llevar residuos de aguas servidas en sus zapatos, lo cual abunda en las calles de la ciudad.
Señala que es importante entender el riesgo de contaminación, ese que puede estar presente hasta en los colchones vencidos y que apenas se cubren con una fina sábana. Se tienen muchas amenazas para que los pacientes terminen siendo presa de bacterias.