Las fiestas decembrinas suelen ser una combinación y, en algunas ocasiones, un choque de sentimientos para algunas personas. El júbilo y la unión entre varias familias se convierte también en un mes en el que la ausencia de un ser querido se acentúa.
Por Semana
Sin importar cuánto tiempo ha pasado, superar la pérdida de un familiar cercano o amigo revive el dolor, quitando la “magia” que tiempo atrás pudo representar Navidad o Año Nuevo. Esto puede derivar en que sean tiempos como cualquier otro y que, incluso, se espere termine pronto.
Es el caso de George Dowling, un estadounidense de Rhode Island para quien la muerte de su esposa Lucille, en 2013, supuso un cambio en su vida que opacó la alegría que lo caracterizaba cuando llegaban estas festividades. Desde el momento de su deceso, él se rehusó a continuar con una tradición que llevaba en pareja, y que incluía decorar el árbol de Navidad, un día después del Día de Acción de Gracias (cada 24 de noviembre).
Cuando Lucille murió, el dolor ocupó su lugar y llevó a que Suzan Brito, hija de George, buscara la manera para que su padre recobrara el ‘espíritu’ en estas fechas y volviera su sonrisa. Para ello, anualmente tuvo como iniciativa pedirles a familiares que le enviaran a su padre cartas navideñas. “A papá le encanta recibir correo (…). “Pensé que tal vez algunas tarjetas lo harían feliz”, dijo Brito a The Washington Post.
“Mi padre no pudo manejarlo”
Esa ‘campaña’ llegó cuando su hija notó que la partida de su mamá lo estaba consumiendo. “Mi padre no pudo manejarlo (…). Solo ha estado con una mujer en toda su vida, y ella se ha ido. Cuando llega el 1.° de diciembre, mi papá se pone muy triste”, agregó al medio estadounidense.
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