Es el alma de un país, el plato típico que nunca quedará en el olvido sin importar distancias, ese que despierta emociones y mezcla distintas culturas: Así es la arepa. Este exquisito manjar con sabor a Venezuela, se ha paseado en los diversos rincones del mundo y ha conquistado el corazón de todo el que cae en la inevitable tentación de probarla. “Erikucha”, es el emprendimiento con sello criollo que llegó hace seis meses a Países Bajos para revelar a los neerlandeses cómo es la clásica Reina Pepiada, una de Pabellón y otras más.
Diego Mendoza y su novia Marie-Julie, los creadores detrás de esta propuesta, se atrevieron a presentar un menú nuevo para los comensales y su anhelo es convertir las arepas en un ícono, incluso más que los codiciados tacos de la región. Hacer que los europeos se atrevieran a degustarlas fue todo un desafío que les concedió experiencias únicas. En tan poco tiempo, alcanzaron fieles clientes y aumentaron sus ventas. Pon atención al gusto, agrega unas porciones de dedicación, sigue la receta paso a paso, que esta ingeniosa dupla nos enseñará cómo se prepara un sueño en el extranjero.
Por: Elizabeth Gutiérrez | lapatilla.com
Emprender e impulsar una marca es cuestión de sabios y Diego Mendoza lo comprobó desde el momento que dispuso poner en marcha un proyecto gastronómico en otras latitudes. Aunque no ocurrió como algo fortuito, fue una práctica que forjó a fuego lento. Primero, se dispuso a graduarse de economista en la Universidad Metropolitana de Caracas. De inmediato se proyectó, empacó sus maletas, y se embarcó a Barcelona para hacer un máster de mercadeo y ventas. Producto de su esfuerzo, trazó nuevas oportunidades en Países Bajos.
“Una vez completado el máster, me salió una pasantía internacional en Unilever, ubicada en Katowice (Polonia), que prometía mucho futuro y en la que además podría perfeccionar mi nivel de inglés y explorar otros caminos. A el año y medio me ascendieron de puesto a las oficinas centrales de Europa ubicadas en Rotterdam, donde trabajé por 4 años”, indicó.
No fue difícil adaptarse en un país europeo donde la mayoría de las personas hablan inglés. Para Diego, fue sencillo manejarse y hablar con la gente en la calle, aunque admitió que para tener relaciones más personales con los neerlandeses era necesario aprender el idioma nativo, uno del cual se mantiene en constante estudio tras 5 años.
Mientras se encontraba en España, este joven venezolano tenía la chispa en su cabeza de querer dar a conocer sus raíces y costumbres venezolanas a todos en el mundo, pero le tomó un tiempo perfeccionar lo que más tarde sería Erikucha.
“Desde que estaba en Barcelona ya tenía la idea de poder tener conmigo un pedazo de mi cultura y compartirla con las demás personas, pero nunca se había concretado la idea hasta hace 1 año y medio”, relató.
Admitir que los emprendimientos exitosos consumen horas y esfuerzo al tratar de plasmar un sueño es apenas el reconocimiento de una labor que implica perseverancia, dedicación y mucha disciplina. Para Diego, montar una arepera, además de servir como embajador de la gastronomía venezolana, era un proyecto muy bien estudiado y que pudo analizar de acuerdo a sus conocimientos en el área de mercadeo. La arepa debía convertirse en la nueva referencia latina en Europa.
“Siempre me ha gustado prepararles arepas a mis amigos extranjeros, y en Países Bajos es muy difícil conseguirlas. Nosotros creemos en el potencial que tienen. La gente afuera por lo general conoce los tacos, pero no las arepas. Montamos Erikucha con la idea de hacer las arepas tan populares como los tacos, y si seguimos por el mismo camino vamos a lograrlo muy pronto (por lo menos en Países Bajos)”.
Pero antes de poner en venta las arepas, tenía que dar con el nombre que pudiera resaltar el proyecto culinario y así comenzar a ser reconocidos. Encontraron uno muy particular que los representa: Erikucha.
“Erika (Erikucha de cariño) es una persona muy importante para mí y para mi familia. Ella simboliza a la mujer venezolana, aguerrida y luchadora. Esto es lo que quiero mostrarle al mundo de mi país y eso es lo que me hace sentir orgulloso”, dijo.
Y como en la vida, cada cosa tiene sus propios retos, unos que necesitan ser superados para poder avanzar hacia los siguientes con el mismo valor y coraje que al iniciar. En Erikucha, la burocracia casi frustra los planes de Diego, aunque el apoyo de su pareja fue fundamental para continuar.
“Lo más difícil de iniciar este emprendimiento es en lo personal tener que depender de mi pareja para hacer ciertos trámites, ya que la mayoría de las personas hablan inglés, pero los trámites legales y los formularios para aplicar son en neerlandés. Además, todas las reuniones formales son en el idioma del país. En estos 6 meses he mejorado mi holandés mucho más que los otros 4 años y medio”, consideró.
Asimismo, Diego lleva en su ADN el tricolor de su tierra y aunque pesa el hecho de que en Países Bajos no exista una gran comunidad de venezolanos, se hacen sentir con la misma algarabía y goce que los caracteriza.
“Cada vez que viene un venezolano al puesto, se alegran y me hacen sentir orgulloso y apoyado (…) Erikucha, es una arepera que tiene como misión hacer conocer nuestra comida en Países Bajos y apoyar a la comunidad venezolana que vive en este país. Al mismo tiempo, tratar de ayudar a la gente en Venezuela”, resaltó.
Erikucha conquistó a los neerlandeses con arepas “tostaditas por fuera y suavecitas por dentro”, sin dejar de enaltecer los variados rellenos que mantienen intactos los sabores típicos de la gastronomía venezolana. “Por ahora, también tenemos tequeños, empanadas y papelón con limón todas las semanas. En épocas de navidad ofrecemos hallacas y pan de jamón”, expresó Diego.
Rotterdam es el centro de atención para muchos turistas lo que aumenta las expectativas en cuanto a la receptividad hacia este emprendimiento. Hace seis meses iniciaron desde cero con el mejor entusiasmo. En tiempo récord alcanzaron más de 2 mil seguidores y los fieles clientes, en su mayoría de locales europeos, que pasan semana a semana a deleitarse comprueban que es una propuesta exitosa.
“Con respecto a la receptividad del público europeo, se divide en dos grupos: Primero, los que han probado las arepas antes ya que han viajado a Latinoamérica o tienen algún amigo venezolano que las cocinó. A este grupo le emociona mucho vernos. El segundo grupo, son personas que no han probado las arepas, normalmente toma varias veces para ellos pasar por nuestro puesto antes de atreverse a probar y a la mayoría les gusta mucho. En general creemos que la receptividad es buena por su parte”, opinó.
De igual modo, aclaró que hay un grupo de personas que aún sin ser venezolanos sienten un vínculo especial con las arepas. Los antillanos de las islas ABC (Aruba, Bonaire y Curazao) son atraídos al puesto por el olor a maíz tostado y sus inigualables rellenos.
“Sabemos el nexo que hay entre Venezuela con Curazao y Aruba, pero no sabía que los pobladores de estas islas eran tan fanáticos de las arepas. Aquí en Rotterdam hay muchas personas provenientes de las islas antillanas y vienen frecuentemente a comprar arepas. Los comentarios que más escucho de ellos son ‘me recuerda a mi casa’“.
Como consecuencia de la sorprendente experiencia que Diego y Marie-Julie han cosechado desde que arrancaron con Erikucha, es un hecho que aspiran alcanzar mucho más el venidero 2023. Para esta pareja multicultural, el futuro pinta prometedor al aprovechar el nicho casi inexistente en este país europeo que tal vez se encuentre un tanto escondido de nuestra particular identidad.
“Esperamos seguir creciendo en 2023 de la manera que lo hemos logrado y poder llegarle a la mayor cantidad de personas aquí en los Países Bajos. Además de encontrar la manera de aportar algo a las personas de mi país“, afianzó.