LA REVANCHA DE LOS NUEVOS VILLANOS
Por Fernando Nunez-Noda
Querido Niño Jesús:
1. Te escribe Rafaelito, como debes saber, porque lo sabes todo, te pedí dos muñecos de acción: Súper Bigote y
Cilita, los dos héroes de mi papá. Pero debo decirte que mejor te los llevas porque lo que ha ocurrido es muy raro y
desagradable.
Los puse en mi caja de juguetes. Noté que se la pasaban encima de mi juego de Monopolio. ¡Qué raro! ¿No? Poco
a poco fueron desapareciendo los billetes, las casitas y hasta las tarjetitas del Arca Comunal.
Me dejaron una nota en un papel diciendo que la culpable era mi hermanita Pati, pero lo dudo porque tiene dos
meses de nacida.
2. Luego se me ocurrió asignarle tareas a mis muñecos. A Super Bigote y a Cilita los nombré “protectores” de mis
ciudades de Lego, de sus edificios, avenidas y puentes. Eso me lo recomendó mi papá. Pero ahora los edificios
están en el suelo, las avenidas son un reguero de piezas y los puentes… rotos. Muchos muñecos se han ido.
Las figuras de acción que quedan no tienen cabezas, brazos, ropa. No entiendo. Después aparecieron unos
muñecos que nunca había visto, un señor con barba y traje militar; un tal Lula; otro cuyo nombre no recuerdo bien:
Pudín o Patín, algo así.
Los billetes de Monopolio desaparecieron, las casas, las tarjetas y el tablero. Le han cambiado los nombres a todo:
al Lego lo llaman “Legado”; el Monopolio es ahora “Monipaleo” (no tengo idea por qué); Batalla Naval es “Hasta la
Victoria Siempre”.
3. Todo se complicó cuando mi papá me trajo al “Comandante”, un muñeco que más feo imposible. Yo lo llamo “Mr.
Verruga”. La cantidad de soldaditos se multiplicó y cada día veo más tanques. En vez de ser un superhéroe el tal
Comandante lo que hace es destruir los juguetes y repartir los pedazos a sus amigos, sobre todo al barbudo.
Pero parece que a Supebigote y a Cilita no les gustó, porque al día siguiente estaba desarmado el Comandante y
lo habían metido en un “Cuartel de la Montaña” de plastilina. Yo le saqué la cabeza y le hice un cuerpo con prótesis
de Legos, lo bauticé El Monstruo Bembón, tiene una grabadorita en el pecho y habla, habla, habla…
El caso es que estos juguetes han destruido a los que tenía, los han vendido sin mi permiso, todas las casitas de
Lego se han derrumbado de lo mal construidas. Supebigote y Cilita expropiaron hasta la baticueva y ahora es la
guarida del Guasón.
Mi papá le echa la culpa al vecino que, según él, es un “agente de los yanquis”. Y yo no entiendo porqué casi todos
mis juguetes dicen “Made in China”, quizá un truco yanqui para echarle la culpa a las naciones democráticas como
Cuba o Rusia.
4. Al final, esta experiencia me ha hecho crecer y, aunque no lo crea ni yo mismo, he llegado a entender -a mis
siete años- que si Superbigote, Cilita y el Comandante son los buenos de la película, yo me paso al bando de los
supervillanos.
Seré, pues, un “Demon” y me llamaré “Demoncracia”. Hasta la próxima aventura.