Mariela Rindone sabía mucho antes de los 24 que quería “comerse el mundo”. Y que el primer mordisco no iba a ser desde Argentina.
Por: Clarín
En su fiesta de despedida posó con uno de esos marcos que les hacen a los recién recibidos para la foto del enchastre con papel picado, espuma y serpentina.
Ella no egresó. Emigró. El ritual fue el mismo. “Empezamos por la paella”, se leía en su cuadro viviente.
Mariela tuvo hambre de España
“Me tenía cansada la estructura (así resume todas las crisis de Argentina) y en la pandemia lo terminé de decidir. Me veía en un monoambiente, de home office, mientras el mundo tiene tantas posibilidades. Tomé coraje y dejé mi trabajo fijo como organizadora de eventos de marketing. Vivía en Palermo y me vine a vivir a Valencia”, cuenta a Clarín.
Voló el 20 de marzo del 2021. Sin familia ni pasaje de vuelta. Sin un puesto asegurado allá. Con valijas enormes y Simba, su perro rescatado, en la cabina con ella.
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