Shakira se dio cuenta a los pocos meses de anunciarle al mundo su separación. Mientras la cantante lloraba desconsolada en los brazos de su exsuegra, Montserrat Bernabéu, por los días en que se agudizó su crisis con el exjugador, a comienzos del año pasado, la madre de Gerard Piqué se hacía la ‘ciega y sordomuda’ con lo que sabía de sobra: su hijo ya tenía un nuevo amor.
Enterada de la situación, Shakira creyó que merecía que su exsuegra le contara la verdad y no que se convirtiera en cómplice silenciosa de una infidelidad. Para la colombiana fue una traición igual de dolorosa a la que sintió cuando finalmente se enteró de que su relación se había acabado sin remedio por cuenta del engaño del padre de sus hijos, tras casi 12 años juntos.
Eso explica, asegura la periodista española, las recientes provocaciones que la colombiana ha hecho contra sus exsuegros: desde colgar la figura de una misteriosa bruja mirando hacia su casa –que está justo enseguida–, hasta levantarlos en los últimos días cada mañana, a todo volumen, con la colaboración que lanzó, el pasado 11 de enero, con el productor argentino Bizarrap, y en cuya letra la madre de Piqué aparece mencionada: “Me dejaste de vecina a la suegra, con la prensa en la puerta y la deuda en Hacienda”.
La prensa española asegura que están tan rotas las relaciones, que Shakira incluso mandó a construir un muro que separe de una vez por todas las dos viviendas.
No era la nuera deseada
Lo curioso, sin embargo, es que la relación entre la artista barranquillera y Montserrat –licenciada en Medicina y Cirugía, especialista en Medicina Física y Rehabilitación y casada hace más de tres décadas con Joan Piqué, abogado y empresario catalán– siempre estuvo llena de altibajos.
Así lo asegura a SEMANA Víctor Gayarre, veterano periodista que ha trabajado en distintos medios de España y ha seguido de cerca la relación entre Shakira y el astro del fútbol.
En 2010, “cuando se supo que Shakira había comenzado su relación con Piqué, la madre del jugador se opuso. No le gustaba que su hijo se enamorara de una mujer diez años mayor e involucrada en el mundo del espectáculo. Esa mezcla le parecía fatal”.
No quería una mujer así para un Piqué de solo 22 años, que brillaba en lo más alto de su carrera con el Barça. “Y, encima, no era catalana, lo que también mortificaba a la señora Bernabéu”, asegura el periodista.
Y enfatiza en que, por entonces, Piqué era visto como un hombre “joven, guapo y millonario. Y no un millonario cualquiera. Era de cuna”. Su abuelo, Amador Bernabéu, es un histórico del F. C. Barcelona y sus padres pertenecen a la boyante burguesía catalana, “tan cerrada como clasista, que ven como un intruso a todo aquel cuya procedencia y apellido no conocen”.
Por eso, cuando el entonces defensa del Barça le contó a su familia que se había enamorado de la colombiana y que ambos lo confirmarían a la prensa, Montserrat, hoy de 60 años, “quedó en shock”, no era la nuera deseada, dice Gayarre.
Sucedió así: en marzo de 2011, la artista oficializó su relación en Twitter al publicar una foto junto al entonces jugador culé: “Les presentó a mi sol”, dijo una Shakira enamorada. Millones de seguidores de la colombiana reaccionaban con entusiasmo. “La prensa española flipaba”, como recuerda Gayarre.
Pero en Esplugues de Llobregat, uno de los sectores más exclusivos de la capital catalana, donde viven los padres de Piqué, Montserrat pasaba horas amargas. “Es que para muchas familias tradicionales de Barcelona, incluso si eres de Madrid, ya eres un intruso. ¡Imagínate entonces si eres de Colombia!”, agrega.
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