Dani Alves, en prisión preventiva desde el pasado viernes por un caso de supuesto abuso sexual, pasa sus horas más amargas en la Ciudad de la Justicia, centro de reclusión en Barcelona, España.
Por eltiempo.com
El futbolista, quien se quedó sin equipo luego de que fuera detenido por la justicia española, ha pasado este fin de semana en la cárcel mientras siguen conociéndose en prensa varias contradicciones en su testimonio por el supuesto abuso perpetrado en la noche del 30 de diciembre, en el baño de una discoteca en Barcelona.
Conforme reveló el diario catalán ‘El Periódico’, el jugador habría cambiado su versión y habría admitido haber tenido relaciones sexuales con la denunciante, a quien dijo desconocer hace 15 días. Asimismo, asegura dicho medio, las grabaciones del sitio nocturno demostrarían que Alves estuvo en el baño al menos 15 minutos con la víctima, no solo “segundos”, como había enunciado el defensor.
Ahora, con ese aluvión, se conoce el estado de Alves en la cárcel. Y el diario ‘ABC’ es certero: “hundido y sin trato de favor”.
Alves, ‘hundido y sin comer’
Dani Alves habría pasado sus primeras noches en reclusión “muy tocado anímicamente, afectado y sin ganas de relacionarse con nadie”, según publica ‘ABC’.
En su primer día, habría sido visitado por un médico. Ahora se espera que un psicólogo lo valore.
Entretanto, según fuentes dentro del centro reclusión que enuncia ‘ABC’, le ofrecieron comida y una botella de agua, pero el jugador no quiso aceptar nada. Luego, habría recibido una porción de fruta y un libro para pasar la noche.
Conforme adelanta el medio en cuestión, Alves “no recibirá ningún trato privilegiado”.
De momento, la idea es que sea trasladado al módulo cinco, uno que sería el “menos conflicto” del lugar, según le dice una fuente de la cárcel a ‘ABC’.
Según información de prensa brasileña, los agentes del jugador se presentarán este lunes en Barcelona, en compañía de un abogado que apoyará el trabajo de la letrada que ha acompañado a Alves durante los últimos días en España, para presentar un ‘habeas corpus’ que permita su libertad.