“La calle está justificada, porque en la nevera no tenemos nada”, coreaban al unísono empleados públicos, trabajadores universitarios y profesionales de la enfermería que marcharon desde la avenida Bolívar norte de Valencia, a la altura del rectorado de la Universidad de Carabobo, hasta la avenida Cedeño.
Corresponsalía lapatilla.com
En la plaza Santa Rosa, al sur de la capital carabobeña, se concentró el gremio de educación, jubilados y pensionados, para también marchar hasta la avenida Cedeño. A las 11:15 de la mañana se unieron las dos movilizaciones.
Con pancartas, pitos y banderas, los trabajadores salieron a las calles este lunes 23 de enero en exigencia de mejores salarios y restitución de beneficios laborales.
Magaly Granado, docente con 45 años de servicio, señaló que se mantiene protestando en las calles desde el pasado 9 de enero. Manifestó que el salario de 300 bolívares no le alcanza para cubrir sus necesidades básicas. Comentó que se ha dedicado a la artesanía para poder comprar los alimentos.
“Tenemos un gobierno sordo, que tiene una gran deuda con nosotros: no nos ha firmado el contrato colectivo, tenemos un sueldo miserable y los educadores en Venezuela nos merecemos vivir dignamente (…) Me siento preocupada, porque se supone que yo tenía un proyecto de vida, donde después de mi jubilación, yo iba a vivir dignamente porque para eso había trabajado lo suficiente. Pero entonces no puedo hacer un mercado decente ni con el salario ni la pensión”, comentó.
Judermi García, secretaria general del Sindicato Único de Empleados Públicos de la Gobernación de Carabobo, exigió al régimen de Nicolás Maduro respetar los derechos establecidos en las contrataciones colectivas, así como la justicia y seguridad social. “Estamos luchando para que haya calidad de vida para los venezolanos y los trabajadores”, expresó.
Por su parte, el secretario general de la Asociación de Empleados de la UC, Francisco Jiménez, indicó que aproximadamente 10.000 trabajadores, entre activos y jubilados, están afectados por los bajos salarios y el incumplimiento de beneficios.
El vicepresidente del Colegio de Enfermería de Carabobo, David Torrealba, pidió mejores condiciones de trabajo. Destacó que un enfermero gana aproximadamente 20 dólares. “Eso alcanza escasamente para comprar huevos, arroz, caraota y mantequilla. No podemos darles a nuestros hijos zapatos, ropa, cuando nosotros mismos no podemos subsistir”, manifestó.
Además, rechazó el acoso y hostigamiento que ha sufrido en los últimos días el presidente del Colegio de Enfermería en Carabobo, Julio García, por parte de cuerpos de seguridad. El pasado viernes 20 de enero, comisiones del Sebin llegaron a la residencia de García, pero este no se encontraba en el lugar.
“Julio ha representado un bastión de lucha en lo que es la consecución y denuncia de mejores condiciones de trabajo. Por eso la política de amedrentamiento. Gracias a Dios, la familia nos ha informado que Julio está bajo resguardo. Nosotros estamos en una lucha constitucional por los derechos humanos y por unas condiciones dignas de trabajo”, afirmó Torrealba.
Carmen Álvarez, integrante de la junta directiva del Colegio de Enfermería en Carabobo, indicó que, a pesar de ser vulnerados por la administración de Nicolás Maduro, el gremio no se doblegará. “Los enfermeros están viviendo en resistencia, tienen que hacer mil y un cosas para poder llevar comida a su casa. No nos vamos a rendir”, agregó.
Alba Morales, en representación de los jubilados y pensionados, destacó que exigen un salario acorde al monto de la canasta alimentaria, tal como lo establece el artículo 91 de la Constitución. Lamentó que se tengan que debatir entre comprar alimentos o medicinas.
“Con lo que nos ha depositado el gobierno, que fueron 130 bolívares de la pensión, más de 290 bolívares del bono de guerra económica, no alcanza para comprar los medicamentos de enfermedades crónicas (…) Si compro la medicina, no compro comida”, expresó.
Desde el pasado 9 de enero, el gremio de educación, enfermería y empleados públicos se mantienen en protesta exigiendo un salario que les permita vivir con dignidad.