Un hombre acusado de dos homicidios y que había manifestado su deseo de morir pero cuya ejecución fue aplazada un par de ocasiones, se ahorcó en su celda.
Por Clarín
Scott Raymond Dozier, de 48 años, fue encontrado sin vida en 2019 en su celda en el pabellón de la muerte en el penal estatal de máxima seguridad en Ely.
Dozier había renunciado a sus apelaciones e insistía en que el estado hiciera efectiva la sentencia de muerte que le dictaron en 2007 por los homicidios separados de unos cómplices vendedores de metanfetaminas en 2002 en Phoenix y Las Vegas.
Quería ser ejecutado
En dos ocasiones su ejecución mediante inyección letal fue suspendida debido a impugnaciones judiciales contra la utilización de una mezcla de tres fármacos que no se había probado antes y que Nevada pensaba aplicar e incluía el poderoso opioide fentanilo.
Los recursos judiciales presentados por compañías farmacéuticas que no deseaban que sus productos fueran utilizados en las ejecuciones continúan sin resolverse en tribunales estatales en Las Vegas y la Corte Suprema de Nevada.
Los abogados del estado habían dicho en una demanda federal que Dozier había intentado varios métodos para quitarse la vida en los últimos meses, entre ellos un intento para conseguir gotas de un fármaco mortal vaciadas en un fragmento de papel enviado por el correo de la prisión.
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