La región siria de Alepo, asolada por la guerra, es una de las zonas más afectadas por el mortífero terremoto que también ha devastado partes del sur de Turquía.
Por BBC Mundo
Más de 1.300 personas han muerto hasta ahora en el norte de Siria tras el sismo.
Los equipos de rescate de emergencia han declarado que muchos edificios están dañados o destruidos y que hay personas atrapadas bajo los escombros.
La región acoge a millones de refugiados desplazados por la guerra civil.
El control del norte de Siria está dividido entre el gobierno, las fuerzas dirigidas por los kurdos y otros grupos rebeldes. Siguen enzarzados en un conflicto.
Incluso antes del terremoto, la situación en gran parte de la región era crítica, con un clima gélido, infraestructuras en ruinas y un brote de cólera que causa miseria a muchos de los que viven allí.
Según cifras separadas del gobierno sirio y del grupo de rescate Cascos Blancos, que opera en las zonas controladas por los rebeldes, más de 1.000 personas han muerto en la región hasta ahora tras el terremoto.
Atrapados bajo los escombros
Un portavoz de los Cascos Blancos describió el noroeste de Siria como una “zona catastrófica” y afirmó que sigue habiendo familias atrapadas bajo los escombros.
Un hombre de la ciudad de Jandairis le dijo a la agencia AFP que había perdido a 12 miembros de su familia en el terremoto. Otro afirmó que algunos de sus parientes estaban atrapados bajo los escombros.
“Oímos sus voces, todavía están vivos, pero no hay forma de sacarlos”, aseguró. “No hay nadie que pueda rescatarlos. No hay maquinaria”.
En las zonas controladas por el gobierno se han puesto a disposición todos los servicios de emergencia del país, incluido el ejército y estudiantes voluntarios.
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