El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, afirmó este jueves que “la liberación” de 222 presos políticos nicaragüenses, que fueron expulsados del país con destino a Washington por el Gobierno del presidente Daniel Ortega, “abre la puerta al diálogo” con Managua.
“La liberación de estos individuos (…) es un paso constructivo para enfrentar los abusos de derechos humanos en el país y abre la puerta al diálogo”, dijo el líder de la diplomacia estadounidense en un comunicado.
Blinken aseguró también que los acontecimientos de hoy son “producto de la diplomacia estadounidense” y que su país continuará apoyando el pueblo nicaragüense.
“Tras la liberación de estos individuos de Nicaragua, EE.UU. facilitó el transporte seguro al Aeropuerto Internacional de Dulles”, indicó el titular de Exteriores, quien agregó que cuando lleguen su país les proporcionará apoyo médico y legal.
Blinken calificó la excarcelación de los presos, entre los que se encuentran figuras políticas, periodistas y líderes de la sociedad civil, de “paso constructivo para enfrentar el abuso de derechos humanos”.
Entre esas personas figuran opositor nicaragüense Félix Maradiaga, así como a los líderes estudiantiles Lesther Alemán y Máx Jérez, informaron familiares.
Organizaciones internacionales, como la ONU y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), han pedido repetidamente a Nicaragua la liberación de los presos políticos.
La CIDH calificó de “deplorables” las condiciones en las que se encontraban los presos en Nicaragua y sus familias señalaron que eran sujetos a tratos crueles y no tenían acceso a agua potable, alimentación suficiente ni atención médica.
Estados Unidos llevaba meses solicitando a Nicaragua la liberación de los presos políticos en Nicaragua desde la ola de manifestaciones que sacudió el país en 2018 con peticiones para que renunciara Ortega y acabaron con cientos de muertos, presos y desaparecidos.
Esa crisis se acentuó tras las controvertidas elecciones generales del 7 de noviembre de 2021, en las que Ortega fue reelegido para un quinto mandato, cuarto consecutivo y segundo junto con su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta, con sus principales contendientes en prisión o en el exilio. EFE