Durante años Turquía tentó al destino al no hacer cumplir las normas modernas de construcción, al tiempo que permite —y en algunos casos alienta— un auge inmobiliario en áreas propensas a sismos, advierten los expertos.
La aplicación laxa de los códigos, sobre la que los expertos en geología e ingeniería han advertido desde hace tiempo, está ahora bajo escrutinio a raíz de los terremotos devastadores de esta semana que derribaron miles de construcciones y mataron a más de 20.000 personas en Turquía y Siria.
“Este es un desastre causado por una construcción de mala calidad, no por un terremoto”, subrayó David Alexander, profesor de Planificación de Emergencias de la University College de Londres.
Es bien sabido que muchos inmuebles en las áreas azotadas por los dos sismos masivos de esta semana fueron construidos con materiales y métodos inferiores y generalmente no cumplieron con los estándares gubernamentales, aseguró Eyup Muhcu, presidente de la Cámara de Arquitectos de Turquía.
Muhcu agregó que eso incluye muchas construcciones antiguas, pero también apartamentos construidos en los últimos años, casi dos décadas después que el país adaptó sus códigos de construcción a los estándares modernos. “La construcción en el área era deficiente y no firme, pese a la realidad de los sismos”, agregó Muhcu.
De acuerdo con los expertos, el problema fue en gran medida ignorado dado que abordarlo sería costoso, impopular y frenaría un motor clave del crecimiento económico del país.
Poco antes de las últimas elecciones presidenciales y parlamentarias de Turquía en 2018, el gobierno dio a conocer un programa extenso para otorgar amnistía a compañías e individuos responsables de ciertas violaciones de los códigos de construcción del país. Al pagar una multa, los infractores podrían evitar la obligación de adaptar sus edificios al código. Tales amnistías también han sido usadas por gobiernos previos antes de las elecciones.
Como parte de ese programa de amnistía, la agencia gubernamental responsable de hacer cumplir los códigos de construcción reconoció que más de la mitad de todas las construcciones en Turquía —que representan unos 13 millones de apartamentos— no cumplían con los estándares actuales.
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