Víctor Peñaloza era un adolescente en 2001 cuando perdió a su padre a manos de paramilitares en Fundación, un pueblo agrícola del Caribe colombiano, y tuvo que huir con su familia. Hoy, 22 años después, lidera en su región una emisora de radio con el reto de hablar de paz en una zona de conflicto.
Con 38 años, Peñaloza está al frente de un equipo de cinco periodistas de la Emisora de Paz de Fundación, que lleva contenidos culturales, musicales e informativos a esta población ubicada en las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta y azotada por la violencia durante décadas.
Al igual que muchos colombianos, este hombre emigró a Venezuela en donde estudió y se hizo profesional de periodismo, carrera que ejerció allí hasta que la crisis económica y social de ese país lo hizo regresar a Colombia para buscar mejores oportunidades laborales.
Mientras se prepara para iniciar su jornada en la cabina de radio, Peñaloza cuenta a EFE que “son muchas las historias que día a día” encuentra y que muestran “que siempre hay algo hay más que dolor y tristeza y es la resiliencia de esos protagonistas que todos los días salen adelante”.
Emocionado no solo por su nueva etapa profesional sino porque en los próximos días será padre por primera vez, este periodista de provincia declara que llegó a su “trabajo soñado, en donde además de regresar a la tierra que lo vio nacer, está aportando al proceso de reconciliación que necesita Colombia“.
La experiencia ganada en diferentes medios de la región y en recorridos por municipios del departamento del Magdalena, especialmente en los cercanos a la Ciénaga Grande de Santa Marta, hacen que ante la nueva tarea se sienta como “pez en el agua“.
“Estamos aquí para contar, por ejemplo, la historia de la madre víctima que gracias a su emprendimiento hoy ha salido adelante, la del campesino desplazado que hoy regresa a su tierra a cultivar y en esa medida venimos a construir“, expresa Maira Taborda, una joven periodista que también hace parte de equipo.
CONTRA LOS ESTIGMAS
Vicente Silva, director de la Radio Nacional, entidad oficial que hace parte de RTVC Sistema de Medios Públicos y de la que dependen las emisoras de paz, explicó a EFE que uno de los principales inconvenientes que tienen estas estaciones radiales es el estigma que cargan de ser, supuestamente, “emisoras de la guerrilla”.
“Las emisoras de paz se enfocan en hacer pedagogía sobre los contenidos del Acuerdo Final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, y en dar a conocer los avances en su implementación”, agrega.
Para Silva, la función que están cumpliendo las emisoras de paz es principalmente ser “cercanas a la comunidad, amables con la gente de los territorios, enfocadas en el concepto de una radio pública que construye, permite el diálogo, estimula la escucha de múltiples voces y sonidos, y sirve a la gente sin banderas de partidos ni intereses económicos o ideológicos”.
La instalación de estas emisoras, creadas por el acuerdo de paz que firmaron el Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC en noviembre de 2016, ha sido un reto técnico y logístico grande debido a que muchas veces las condiciones no son las mejores.
UN RETO MAYÚSCULO
Hay casos como los de Bojayá, en el selvático departamento del Chocó, o Puerto Leguízamo, en la Amazonía, en donde el acceso y traslado de equipos debe hacerse por vía fluvial.
Actualmente en Colombia hay 16 emisoras que tienen como función destacar las culturas, emprendimientos y proyectos regionales que fomenten la construcción de paz en las regiones afectadas por el conflicto armado.
Estas emisoras están repartidas por todo el país pues hay en los departamentos caribeños de Magdalena, La Guajira y Bolívar, así como en los cuatro de la región pacífica: Nariño, Chocó, Cauca y Valle del Cauca.
Igualmente hay emisoras de paz en la región Amazónica (Caquetá, Guaviare y Putumayo); en la Orinoquía (Arauca y Meta), y en la zona andina (Huila, Tolima, Antioquia y Norte de Santander), a donde llegan con mensajes de paz y progreso.
EFE