Joana Sanz (Tenerife, 1993), siempre fue una niña muy viva e inquieta que alegró los días a su familia y a todo aquel que la rodeaba. Desde muy pequeña demostró que su mejor arma es su sonrisa, a pesar de las circunstancias y los momentos delicados.
Por La Vanguardia
Debido a su más que evidente belleza, Joana comenzó en el mundo de la moda siendo tan solo una adolescente. Pese a su corta edad, Sanz tenía claro que quería dedicarse a este mundillo y que intentaría llegar lo más alto posible, conquistando pasarelas de todo el planeta.
La modelo siempre ha presumido de vivir una infancia muy bonita rodeada de personas que la han dado todo el cariño que ha necesitado. A pesar de crecer sin un padre, Joana ha defendido siempre el amor hacia su familia, una unión que siente más fuerte que nunca tras la pérdida de su madre el pasado mes de enero de 2023 debido a un cáncer.
Siempre tuvo el apoyo de su gente. Cuando con 17 años se presentó al concurso Supermodel of the World que organizaba la agencia estadounidense Ford, Joana Sanz no sabía que ganaría el certamen y empezaría así un camino histórico en el mundo de la moda española e internacional. Desde este momento, su carrera como modelo fue creciendo protagonizando campañas como YSL Beauty, L’Oréal hair, Philipp Plein sunglasses, Yamamay, Ermanno Scervino, Sony Xperia, entre otros.
Con unos expresivos ojos oscuros, 1,80 metros de estatura y unas medidas que rozan la perfección –90, 61, 91–, Joana fue descubierta por el estilista Juan Castañeda en un casting. Desde entonces, con tan solo 15 años, la tinerfeña no ha dejado de trabajar para marcas internacionales como Gucci, Jimmy Choo y Desigual. La joven también empezó a estudiar psicología, una rama de la ciencia que le apasionaba, pero la dejó aparcada debido a su éxito como modelo, ya que no tenía el tiempo que necesitaba para estudiar.
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