Una cueva en el sur de Francia reveló evidencias del primer uso de arcos y flechas por parte de humanos modernos en Europa hace unos 54.000 años, mucho antes de lo que se conocía hasta ahora.
La investigación, publicada el miércoles en la revista Science Advances, lleva la era de la arquería en Europa a más de 40.000 años atrás.
El uso de arcos y flechas en África ha sido documentado en hace aproximadamente 70.000 años.
Pero la evidencia más antigua de la arquería en Europa hasta ahora era el descubrimiento de arcos y flechas en turberas en el norte de Europa, en especial la de Stellmoor en Alemania, que se remonta a entre 10.000 y 12.000 años.
El nuevo descubrimiento proviene de la Gruta Mandrin en el valle medio del rio Ródano al sur de Francia.
La gruta, que se excavó por primera vez en 1990, tiene varias capas de restos arqueológicos que datan de hace 80.000 años.
Los investigadores que realizaron el último estudio documentaron previamente que los neandertales y sus modernos “primos” -el Homo sapiens- habitaron dicha gruta de forma alternada.
Uno de estos niveles conocido como la “Capa E” se atribuyó a la presencia del homo sapiens hace unos 54.000 años y está interpuesta entre capas de varias ocupaciones neandertales.
Los expertos hicieron un análisis funcional de artefactos de piedra encontrados en la “Capa E” y que estaban más finamente elaborados que las puntas y cuchillos que estaban en las capas inferiores y superiores.
Unas pequeñas puntas de pedernal fueron la clave ya que otros elementos de arquería como la madera, fibras, cuero, resinas y tendones son perecederos y es muy raro que se preserven en los sitios europeos del paleolítico.
‘Demasiado ligeras para ser eficientes’
Para el estudio, los investigadores reprodujeron las pequeñas puntas de pedernal encontradas en la cueva, algunas de ellas más pequeñas que un centavo de dólar, y las dispararon como puntas de flecha a animales muertos con la réplica de un arco.
“No podíamos lanzarlas a los animales de ninguna otra forma que no fuera con un arco, porque eran demasiado ligeras y pequeñas para ser eficientes”, explicó Laure Metz de la universidad Aix Marseille y coautora del estudio junto con Ludovic Slimak de la universidad de Toulouse.
“Tuvimos que usar esta especie de propulsión”, dijo Metz a la AFP. “La única forma de que funcionara era con un arco”.
Las fracturas en las puntas de pedernal fueron comparadas con las muescas encontradas en artefactos hallados en la cueva, lo que probó sin duda que fueron usadas como puntas de flecha, explicaron los científicos.
“Las fracturas en muchas de ellas, no en todas, eran de impacto”, agregó Metz. “Y estas estaban en el final de la punta”.
Metz dijo que la evidencia encontrada sugería que los neandertales y los Homo sapiens que usaban posiblemente se encontraron en algún punto, aunque “no sabemos la naturaleza de dicho encuentro, si era agradable o no”.
Los neandertales que habitaron en la cueva del sitio de Mandrin continuaron usando armas tradicionales, como lanzas y no desarrollaron armas de empuje mecánico, explicó la experta.
“Las tradiciones y tecnologías dominadas por estas dos poblaciones eran, de este modo, profundamente distintas, ilustrando una marcada ventaja tecnológica objetiva para las poblaciones modernas durante su expansión al continente europeo”, dijeron los investigadores.
Metz dijo que los ocupantes de la gruta cazaron habitualmente caballos, bisontes, ciervos y otros animales, cuyos huesos se encontraron en su interior.
AFP