Bajo el impulso de un espíritu firme de una decidida masa crítica de ciudadanos se han venido configurando las primarias, cuyo método y fondo guardan idéntica relevancia. La fortaleza está dada en su conformación, día tras día, como las primarias de la sociedad.
Esta resolvió, de manera determinante, la no intervención del CNE, devenido en instrumento controlado por el régimen y frente al cual reiteradamente han quedado desvirtuadas las expresiones de la soberanía popular. El método que aprueba es la votación manual, porque sobran los ejemplos repetidos en todos estos años de la manipulación de las máquinas y la totalización de los votos. En lo que se refiere al fondo está claro de que la sociedad quiere apropiarse de las primarias para legitimar, limpiamente, al nuevo liderazgo político que conduzca a la liberación del país mediarte un cambio en la dirección del Estado.
La sociedad está persuadida de que el chavismo se empeña en hacer lo que tenga que hacer- hasta destruir y quemar a Venezuela- con tal de permanecer en el poder. Hoy podemos ver, con meridiana claridad, cómo terminaron configurando a la mayoría de la Asamblea de 2015 a sus propósitos. Esa es la verdad del proceder de un ecosistema criminal divorciado de la ley y de los derechos humanos. Su corrosivo sistema electoral sirve a los fines perversos de su sostenimiento.
La sociedad busca con sus primarias elegir caras y agendas distintas para el logro de su objetivo: el indispensable cambio político para ponerle punto final a tantos atropellos, desmanes y robos que destruyeron a la nación.
La lucha civil bien encaminada suma fuerzas que se convertirán en energía determinante para luego de la primaria dar paso a la secundaria y salir airosa en unas elecciones libres y justas, que logren conceder a Venezuela el destino histórico plural que le corresponde.
Nos aguarda, si procedemos con espíritu firme, una alternativa sorprendente a los caminos torcidos frecuentados y frustrantes, en cuya boca no encontraremos a una lengua embustera que nos ha conducido al yugo de la sumisión.
La esperanza nos da fuerza para transitar el intrincado camino, con la luz de la verdad y el necesario e inspirador viraje a la bella sencillez de los valores y principios, a los fundamentos que hacen grande a los pueblos.
La sociedad no quiere votar más nunca con el pañuelo en la nariz, sino quiere elegir a un liderazgo político con espíritu firme, que haya sido coherente en su conducta.
Los grises ya no serán posibles, se abre el tiempo de la conformación de estrategias que conduzcan a resultados en los tiempos previstos. Las acciones deben ser dirigidas a llevarse a término. Reiteramos de que todo se logrará enarbolando un espíritu firme.
¡Libertad para Javier Tarazona y Emilio Negrín! ¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!