En Chile hay un viejo refrán, de cuando no había forma de diagnosticar un embarazo, que dice: “Menos de tres meses es atraso, más de tres embarazo”.
Por BBC
Y aunque la rima sea antigua, y local, hace referencia a una principio tácito que siguen hoy día muchísimas mujeres en todo el mundo: es mejor no compartir la noticia hasta pasado el primer trimestre por si algo “sale mal” y el embarazo no llega a término.
No es solo una tradición que adoptan muchas mujeres sin darle muchas vueltas al asunto, es una recomendación que también hacen algunos médicos y matronas para supuestamente proteger a los padres de tener que lidiar públicamente con la mala noticia.
De acuerdo a la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, uno de cada cuatro embarazos reconocidos acaba en un aborto espontáneo.
Se estima que el porcentaje total es más elevado aún dado que la gran mayoría de los abortos espontáneos (que se producen mayormente debido a una anomalía cromosómica) ocurren en las primeras semanas, a veces incluso antes de que la mujer sepa de su condición.
Sin embargo, para muchos expertos en duelo gestacional o perinatal —que aborda la pérdida del embrión desde cualquier edad hasta el fallecimiento posterior al nacimiento—, este secretismo alrededor de las primeras semanas de embarazo puede llegar a ser contraproducente.
No hablar de un aborto espontáneo en el caso de que ocurra, dicen tanto expertos como mujeres que han pasado por ello, invalida e invisibiliza un duelo que para muchos puede ser extremadamente doloroso.
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