La central nuclear de Zaporiyia, convertida en “base militar” bajo ocupación rusa

La central nuclear de Zaporiyia, convertida en “base militar” bajo ocupación rusa

Ucrania reconectó el viernes a su red eléctrica la central nuclear de Zaporiyia (sur), ocupada por las fuerzas rusas desde marzo y desconectada de su sistema en la víspera, aunque advirtió que el peligro persiste.

 

La central nuclear ucraniana de Zaporiyia (sur) dejó de generar electricidad y sólo sirve de base a las tropas rusas que la ocuparon hace un año, según el alcalde en el exilio de Energodar, la ciudad donde se erige el gigantesco complejo.

El ejército ruso ocupó las instalaciones el 4 de marzo de 2002, días después de la invasión de Ucrania.

“Durante este año de ocupación, transformaron la mayor central nuclear de Europa en base militar”, indicó a la AFP el alcalde Dmytro Orlov, de 37 años, quien cree que los rusos saben “que el ejército ucraniano no disparará” contra el sitio para evitar un accidente.

Según él, los rusos utilizan la central como “escudo nuclear para colocar material militar, munición y personal”.

Al menos 1.000 militares rusos se encuentran actualmente en el lugar y en Energodar, donde la población ha pasado en un año de 53.000 habitantes a “unos 15.000”, de acuerdo con el dirigente municipal.

Si bien desde abril de 2022 reside en Zaporiyia, situada a 120 kilómetros de Energodar, Orlov dice mantener contacto regular con los habitantes que quedan en la ciudad.

– Falta de personal-

“La mayor parte de las tropas de ocupación están basadas en la central, porque allí se sienten seguros”, sostiene el alcalde.

El número de trabajadores de la central ha caído de 11.000 antes de la invasión a 6.500 actualmente, indica a la AFP el operador nuclear ucraniano, Energoatom.

Miles de empleados se han marchado a territorios controlados por Kiev y, entre los que se han quedado, unos 2.600 han aceptado “colaborar con el agresor” ruso, según Energoatom.

“Hay un verdadero problema de personal, lo que tiene un impacto en la seguridad”, asegura Orlov, según el cual los trabajadores se encuentran bajo “presión” de los rusos y obligados a trabajar con efectivos reducidos y sin vacaciones.

La central, que antes producía el 20% de la electricidad de Ucrania, siguió funcionando los primeros meses de la invasión, pese a los bombardeos, antes de ser detenida completamente en septiembre.

Desde entonces, ninguno de sus seis reactores VVER-1000, que datan de la época soviética, producen corriente, pero la instalación sigue conectada al sistema energético ucraniano y consume electricidad producida por este para sus propias necesidades.

“Los ocupantes intentaron durante varios meses conectarla al sistema eléctrico ruso, pero no lo lograron, dice el alcalde.

Según el servicio de prensa de Energoatom, “los rusos son incapaces de reiniciar siquiera un reactor, porque las líneas de alta tensión están dañadas”.

– Negociar la desmilitarización –

Aunque Moscú ha enviado, según Energoatom, a especialistas nucleares a la central, “sus competencias no son suficientes para organizar un verdadero trabajo”.

Y la detención de la central nuclear implica una “degradación gradual de todos los sistemas y de su equipamiento”, advierte el operador nuclear ucraniano.

También le preocupa el “riesgo de accidente nuclear” si se rompe la última línea eléctrica que une la central al sistema energético ucraniano.

En una nota publicada el miércoles, el centro de análisis estadounidense Institute for the Study of War consideró que Moscú podría “intentar disuadir una eventual contraofensiva ucraniana” en el sur del país “intensificando las amenazas contra la central de Zaporiya”.

El Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) desplegó en septiembre observadores en la central y trata de negociar su desmilitarización, pero el proceso no parece avanzar.

El director de la OIEA, el argentino Rafael Grossi, anunció el jueves en Twitter que había completado una nueva rotación de expertos, acompañando su mensaje de un vídeo en el que mostraba a observadores con cascos y chalecos antibalas rodeando a pie un puente destruido para llegar hasta la central.

“El hecho de que estén allí ya es algo”, considera Orlov, que dice tener muchas esperanzas en las negociaciones del OEIA con Moscú.

“Por razones evidentes, nadie desmilitarizará ni acabará con la ocupación de la central nuclear más grande de Europa con medios militares”.

AFP

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