El Código Penal marroquí penaliza las relaciones extramatrimoniales y el adulterio en dos artículos que las organizaciones feministas piden abolir.
Según un estudio que recoge casos de mujeres condenadas, estos delitos son además una herramienta de chantaje, daña a sus hijos y deja impunes crímenes como la violación.
El estudio, realizado por la asociación Mobilising for Rights Associates (MRA) en colaboración con oenegés locales, se elaboró en seis localidades de todo el país en base a 48 entrevistas a mujeres y debates con un centenar de médicos, policías, fiscales, jueces, abogados, activistas, profesores y adules (notarios islámicos).
Se centra en las consecuencias que tienen para las mujeres marroquíes los artículos 490 y 491 del Código Penal, que penalizan las relaciones extramaritales con entre un mes y un año de prisión y el adulterio con entre uno y dos años.
Así, una persona no casada en Marruecos que tiene relaciones con otra casada se arriesga a ser condenada por los dos artículos, en el caso del segundo como cómplice de adulterio, un delito que en el país solo se puede investigar se denuncia el cónyuge afectado.
Según la Fiscalía marroquí, en 2021 se celebraron 13.406 juicios por relaciones extramatrimoniales, mientras que solo se enjuiciaron 1.001 casos de violación y 2.502 de violencia contra las mujeres.
En su investigación, la asociación identificó ocho tipos de casos en los que las mujeres corren el riesgo de ser condenadas por estos dos artículos, entre ellos el delito flagrante, que en la práctica supone penas de entre 2 y 6 meses de prisión en el caso de relaciones fuera del matrimonio y entre 10 meses y 2 años en adulterio.
Aunque ambos delitos afectan a mujeres y hombres, en el adulterio se da la circunstancia, según MRA, de que en muchos casos los hombres casados no acaban imputados porque sus mujeres retiran la denuncia, pero son “raros” los casos en que el marido lo hace.
“La mayoría de los maridos siguen con el proceso penal e incluso ponen en duda la paternidad de sus hijos”, dice el estudio.
Pero las mujeres sufren estos delitos de otras maneras y en muchos casos sirven de escudo para dejar impunes agresiones de todo tipo.
“Criminalizar las relaciones sexuales fuera del matrimonio hace que las mujeres no denuncien ningún tipo de violencia contra ellas”, explica a EFE Stephanie Willman, una de las autoras del estudio.
Willman pone el ejemplo de las mujeres violadas. “Solo un 3 % lo denuncia porque si estas víctimas van a la justicia y no pueden aportar pruebas contundentes, entonces no se imputará al agresor, pero al reportar la violación la víctima se encuentra con que ha confesado un delito de contacto sexual fuera del matrimonio”.
De esta manera, añade, “en lugar de ser tratada como una víctima, es tratada como una criminal y acusada”. Y esto se aplica, indica Willman, a cualquier tipo de violencia contra mujeres por parte de hombres.
Las investigadoras se han encontrado también con situaciones en que hombres engañan a las mujeres con papeles falsos de matrimonio para mantener relaciones con ellas y se quedan con sus bienes.
Cuando la mujer se dispone a denunciarlo, el falso marido le amenaza con denunciarla a ella por relaciones extramatrimoniales.
Según constata el estudio, estos dos artículos se usan para ir contra mujeres que denuncian otros delitos cuando durante el interrogatorio declara mantener relaciones con un hombre o provocan que la mujer no se atreva a pedir la paternidad de su hijo, por miedo a ser condenada ella misma.
También, explica el informe, para perseguir a las madres solteras, que dan a luz fuera de los hospitales, no inscriben a sus hijos y, en los casos más desesperados, los dan en adopción.
Según un estudio de UNICEF citado por AMR, la mayoría de abandonos de niños en Marruecos son de madres solteras, con 153 bebés que nacen cada día en esta situación, de los cuales 24 son abandonados (8.760 al año).
“Estos artículos -concluye Willman- están activamente promoviendo, aumentando y alentando la violencia contra la mujer y dan a los hombres una herramienta para extorsionarlas. Es una forma de violencia política, una violencia contra las mujeres patrocinada por el Estado”.
EFE