Pau Martí Felip, de 23 años y graduado en Comunicación Audiovisual, entró a trabajar hace dos años como editor de vídeos en una empresa digital. Con el tiempo, vio que su labor cambiaba: “Así surgió ser prompt engineer [ingeniero de peticiones], que es una mezcla creativa y tecnológica de dar instrucciones a las IA para que te den respuesta”, dice. Las nuevas aplicaciones de inteligencia artificial para crear imágenes, texto y pronto vídeo o música necesitan recibir peticiones en texto de lo que queremos. Esa petición puede ir de una frase sencilla (“prepara unos estiramientos de 10 minutos para mayores de 70 años”) a una intrincada instrucción de ocho líneas que incluye detalles sobre los colores, fondos o técnicas de una imagen, por ejemplo.
Por: El País
“La gente necesitará entender a la máquina”, dice Martí Felip. “Es como hablar con un animal con quien la mayoría de gente no sabe comunicarse, estamos aprendiendo ese lenguaje”, añade. Una búsqueda en LinkedIn de “prompt engineer” y “España” da solo seis perfiles en total y una oferta de trabajo. La oferta es precisamente de la empresa de Martí Felip, Raona, que se dedica a la transformación digital en empresas y tiene más de “240 colaboradores”. Esa oferta única de empleo para “ingenieros de peticiones” en España es prueba de su carácter exploratorio. En febrero viralizó una oferta de prompt engineer de una start up grande en EE UU con un sueldo envidiable.
Wow – Anthropic (Google's latest $300M AI investment) is hiring a "Prompt Engineer" for $250k-$335k/yr + equity
No CS degree required, just have "at least basic programming and QA skills"
Wild times. pic.twitter.com/4i1sEWs5iZ
— AI Breakfast (@AiBreakfast) February 14, 2023
La oferta de trabajo es para ayudar a Martí Felip, que es consciente de que busca candidatos en un terreno desierto. “De momento, la mayoría de currículums no tiene habilidades en IA. Si haces cuatro preguntas sobre ControlNet o algo más avanzado, ya lo ves”, afirma. Pero está dispuesto a conformarse: “Igual ya nos vale alguien con ganas de aprender y muy creativo”. Aunque parezca llamativo, Raona no busca ahora más informáticos: “Estamos llenos de programadores pero vemos que necesitamos gente más creativa”.
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