La historia venezolana sobre todo la que corresponde al siglo XX, está plagada de evidencia donde directa o indirectamente, la gestión presidencial está asociada a las actividades de corrupción, muy a menudo empujada por sus propias promesas de reivindicaciones, compromisos con sectores de la política nacional, que conduce a la repartición de la renta a dirigentes, grupos que cooptan las instituciones y otros “clientes”.
En el sistema político nuestro totalmente disuelto, partidos sin prestigio y una ausencia o desconocimiento de la institucionalidad, específicamente en lo que respecta a la independencia de los poderes públicos, inducen a que una candidatura presidencial con clara evidencia de desplazar, como primer objetivo, la estructura que controla el poder en Venezuela, sea una expedición (por darle un significado de aventura).
La necesidad de “un cambio”, es la propuesta electoral no solo en nuestro país, sino que resulta ser una constante en la región de América y otras partes. La aventura comienza como primer punto en: transmitir confianza y presentarse con el conocimiento necesario para afrontar las necesidades; como segundo punto, diferenciarse con el método utilizado (entiéndase básicamente alguna corriente filosófica de libertades civiles, políticas o económicas) y como tercer punto, una clara demostración de que la gestión por comenzar tendrá fuerte aliento y una vida útil larga.
Hoy en Venezuela se presenta claramente, una opción política para desplazar la estructura que controla el poder y establecer un gobierno decente, con sólidos argumentos en los dos primeros puntos de los tres comentados con antelación, relacionados aquellos con la confianza, conocimientos y una metodología. Ganar esta etapa va a representar la primera victoria.
El cambio por sí solo no representa una propuesta y los programas de gobierno en estas circunstancias nacionales no valen ni el papel donde se escriben, pero son un requisito. La transformación de calidad en Venezuela, incentivada por una organización política que logre ser autónoma y eficaz, es la garantía de que dicha transformación no sea afectada y/o detenida por la matriz de partidos remanentes.
El tercer punto para la transformación se cimienta en proveer de libertades totales y amplias en todos los planos de la dinámica nacional y los subsistemas (económico, ciudadano, cultural, biopsicosocial, ambiental y político), básicamente para que las iniciativas de innovación, empresas, institucionales, se originen y desarrollen en su máxima expresión; solo con el resguardo de la máxima condición de que todos sin excepción respondamos ante un marco jurídico y normativo. Venezuela comenzaría por primera vez en su historia una etapa de construcción, industrialización y sostenibilidad.
Los partidos, operadores y pendencieros residuales, comenzarán a establecer lazos hacia la vanguardia que avanza, con una clara misión: no desaparecer del plano político y por lo tanto seguir depredando los recursos nacionales y dar un duro puntapié al nuevo gobierno en el momento que se les ordene y paralizar la transformación. Los más descarados imprimen a toda costa la negociación en su peor forma de utilizar esta herramienta; es decir, vender el alma al diablo. Ganar esta etapa va a representar la segunda victoria.
Las artimañas pasan desapercibidas en ocasiones y en una campaña muy singular: ¿Qué se desea negociar? ¿Quién es el interlocutor? ¿Pretende la estructura que controla el poder volver a manejar tácticamente un poder del Estado, como lo es el poder electoral? ¿La transición democrática se hará estrictamente luego del evento electoral? ¿Las estructuras políticas desplazadas y la ideología remachada diabólicamente en Venezuela, quedarán de brazos cruzados? ¿El cambio de gobierno será democrático y también pacífico?
Al responder sin influencia de las emociones las anteriores interrogantes, caerán frente a nosotros (los interesados en ganar y ganar), cada acción y cada comportamiento para llevar adelante y superar las amenazas que se ciernen sobre una dinámica venezolana que está en curso. Cada uno de los habitantes de este país va a cumplir con su responsabilidad y estoy seguro que un presidente incorruptible también lo cumplirá.
@abrahamsequeda