Iniciada en 1929 bajo el patronato de el ídolo del cine mudo Douglas Fairbanks la ceremonia de entrega de los premios de la Academia de Ciencias y Artes del Cine se ha constituido en una suerte de termómetro del sentir colectivo norteamericano. Así al estallar la Primera Guerra Mundial las ceremonias servían para promover el aislacionismo frente a una Europa que era vista como caótica. La Gran depresión llevo al cine a proyectar las bondades de la solidaridad comunitaria y del patriotismo político entendido este como el apoyo irrestricto a la naciente industria americana. Terminada la Segunda Guerra Mundial el cine norteamericano se volcó sobre la develación de los crímenes del nazismo; el anticomunismo y la adopción de nuevas tecnologías para el hogar, el transporte y las comunicaciones. Comenzó su gran despegue internacional cuyo foco geográfico era Europa Los años sesenta fueron lienzo para los movimientos de protesta contra la guerra en general y la de Vietnam en particular. Las postrimerías del siglo XX hicieron de las ceremonias de entrega de los oscares un canto a ls posibilidades de progreso que representa el desarrollo tecnológico así como el inicio de la preocupación por la salud del planeta. En el siglo XXI hasta ahora el foco principal había sido la lucha interna por alcanzar la diversidad social y la sustentabilidad del desarrollo. El centro geográfico regreso a Estados Unidos.
El Domingo 13 de Marzo los oscares fueron entregados en un marco que claramente anuncia un nuevo cambio en el foco geográfico y en el posicionamiento político. Ahora el interés de Estados Unidos se desplaza hacia Asia. Hollywood nos ha anunciado que ha dejado de ver a Europa como su mercado alternativo y se prepara con todos los hierros para iniciar un despliegue en Asia. Así se explica el número de premios otorgados a la película “Todo en todo momento y al instante” cuyos protagonistas son artistas de origen asiático y cuya trama refleja mejor las opciones y dilemas abiertos a los pueblos de Asia en el actual proceso de modernización que vive el mundo. En el ámbito político se lanzó un grito de guerra al totalitarismo al premiar el documental sobre la lucha de Alexei Navalny contra Vladimir Putin. También fue patente el repudio a la guerra en la segunda película más premiada: “Todo Tranquilo en el Frente Occidental” que es una nueva versión de la película ganadora del Oscar en 1930 y que estaba basada en una novela publicada en 1929 sobre los horrores de la Primera Guerra Mundial.
Hollywood anuncia así el advenimiento de una nueva era para Estados Unidos y para la industria. La de conquistar los afectos asiáticos y extirpar la guerra en occidente. Ambos destinos plantean verdaderos dilemas para aquellas regiones del mundo que no parecen estar en el centro de los quehaceres norteamericanos. Tendrán estas regiones que hacerse relevantes para Estados Unidos por la via de la complementariedad económica o contribución a la extirpación de la guerra para poder atraer la atención de Hollywood.