Colombia se encamina a su segundo proceso de paz en un año, esta vez con quienes no quisieron firmar el acuerdo de La Habana: las disidencias del Estado Mayor Central de las FARC, a quienes el Gobierno no piensa ofrecer ni impunidad ni inmunidad, asegura el alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda.
Las negociaciones se harán “casi seguro” en Colombia, a diferencia de las del Ejército de Liberación Nacional (ELN) que se han movido de Venezuela a México y ahora van a Cuba, afirma Rueda en una entrevista con EFE.
P: El presidente Gustavo Petro anunció el lunes una negociación con las disidencias, ¿cómo va a ser?
R: En los próximos días debe realizarse la reunión de los mandos de esa agrupación. Ahí ellos definen quiénes son sus delegados de mesa y el Gobierno quién es su delegación y se iniciará una agenda, una metodología y una arquitectura.
P: ¿Será en Colombia?
R: Es casi seguro que será en Colombia.
P: ¿El abordaje será diferente al ELN?
R: El hecho de que sea en Colombia va a tener una dinámica distinta, quizás sea más tangible para la población, quizás sean más visibles los efectos de un escenario dialógico con un grupo armado.
P: ¿Se establecerá una zona donde puedan estar ellos?
R: Claro, si se lee la ley 2272 (de Paz Total) habla de ecosistemas de paz, de zonas de construcción de paz; todo eso está previsto.
P: Estamos hablando de personas que no firmaron el acuerdo de La Habana, ¿por qué ahora sí firmarían?
R: Porque hay un Gobierno de cambio (…) Porque muchas de las comunidades que están afectadas por las violencias quieren la paz (…) y porque ese clamor de la gente que padece las violencias es escuchado por los armados que operan en esas zonas.
P: ¿Van a acatar los 20 frentes que integran el EMC una postura única?
R: Con las más de 50 veces que el cese fuego se ha afectado por actuaciones de ellos hemos visto los correctivos, lo que nos indica que hay una unidad de mando y que hay una disposición de nombrar unos delegados de mesa.
P: ¿Habrá líneas rojas en esta negociación?
R: Yo no suelo decir líneas rojas sino verdes porque creo que tenemos unos marcos constitucionales (…) El propósito es que transitemos a un Estado de derecho a partir de que se renuncia al uso de la violencia en la política y en las economías.
No estamos negociando el Estado de derecho en Colombia, estamos propiciando que regresen, que participen en el Estado derecho. Aquí no estamos pactando impunidad, no estamos pactando inmunidades: lo que estamos buscando es que la Constitución del año 91 sea realidad.
P: La otra disidencia de las FARC, la Segunda Marquetalia, ¿cómo entra aquí?
R: Si resolvemos asuntos jurídicos tendrá un escenario también. Tenemos unos avances significativos con las FARC-Segunda Marquetalia; no los podemos revelar, pero sí le podemos decir al país que hay un camino labrado sustancial con esta organización.
P: ¿Cómo valora estos dos meses y medio de cese al fuego?
R: Hay avances, hay retrocesos, hay dificultades, pero es lo normal. Cada vez que hay una infracción, un desconocimiento del cese al fuego es un revés en la confianza y nos toca volver a tomar decisiones que tienen costos, pero vamos avanzando en generación de confianza.
P: Han pasado más de seis meses desde que el presidente hizo la propuesta de la paz total, ¿qué saca de estos meses?
R: Que construir algo inédito implica mucha creatividad, asumir riesgos dentro de los marcos constitucionales, pero en particular significa ver si hay un impacto positivo de las decisiones que se van tomando en la población que padece las violencias.
P: ¿Y hay un impacto positivo? Porque hay zonas como el Catatumbo o el Chocó donde ha empeorado la situación.
R: Hay regiones donde se muestra claramente que la política de paz, acompañada del enfoque de la seguridad humana está dando resultados; uno de ellos es el Catatumbo.
Pueden comparar las cifras de asesinatos de líderes sociales y amenazas y ver qué está sucediendo (…) ¿Ha aumentado o ha disminuido la violencia en Buenaventura? ¿Ha aumentado o ha disminuido la violencia urbana en términos de asesinatos, torturas y desapariciones en Medellín?
Hasta ahora estamos empezando. Estamos es una fase de acercamiento con diversos grupos armados con distintas motivaciones y naturalezas, muchos de esos grupos están enfrentándose en controles territoriales y en disputas armadas que no vienen de siete meses. Estamos heredando una situación de violencia de muchos años, pero en particular unas que se han modificado después de la firma del acuerdo de paz con las FARC.
P: Pero aumentaron los asesinatos de líderes sociales.
R: ¿Ascendieron del 7 de agosto al 31 de diciembre o me está hablando de un consolidado de enero de 2022 al 31 de diciembre de 2022? Si usted suma todas las cifras, por supuesto, pero si usted distingue el periodo de inicio de Gobierno hasta la fecha, notará que hay una disminución.
P: ¿Se ha precipitado el Gobierno en anuncios como el del cese al fuego con el ELN que la guerrilla salió a desmentir?
R: Se ha podido precipitar en algún momento la ética de la vida. Y por la vida, el presidente asume riesgos y todos asumieron riesgos. Es la vida de seres humanos con independencia de las diferencias que existan, de las contradicciones.
Nosotros venimos de una tradición de la cultura de la muerte, entonces aplicar la ética de la vida significa costos porque somos una cultura, un país, que está acostumbrado a los odios, a las venganzas, a los dolores y este proyecto de la vida significa todo lo contrario.
EFE