Estudios recientes advierten sobre posibles efectos nocivos de la tinta bajo la piel y explican cómo reaccionan las defensas del organismo. Los detalles
Si bien puede suponerse que es un fenómeno moderno, los tatuajes en el cuerpo son muy antiguos. Los historiadores consideran que los seres humanos llevan realizándose dibujos bajo la piel desde hace más de 10.000 años. Aún así, causan algunas reacciones en el organismo que los científicos están todavía evaluando, como por ejemplo la reacción del sistema inmunológico ante la tinta usada para estos diseños.
Por Infobae
“Los tatuajes probablemente han sido importantes para las personas durante más de 10.000 años”, afirmó la profesora Nina Jablonski, jefa del departamento de antropología de Penn State y autora de Skin: A Natural History (Piel: Una historia natural). Los tatuajes documentados más antiguos pertenecen a Otzi the Iceman, cuyo cuerpo preservado fue descubierto en los Alpes entre Austria e Italia en 1991. Murió alrededor del 3300 a. C., dijo, pero la práctica de insertar pigmento debajo de la superficie de la piel se originó mucho antes que ese hombre pisara la Tierra.
Los tatuajes se pueden definir como la introducción de pigmentos en la parte superior de la dermis. La práctica significa realizar pequeñas heridas en forma permanente. Vale reconocer que, en muchos casos, son muy estéticos, pero a la vez no son inocuos para el organismo. Los científicos aún no están seguros de qué hace que ciertos tatuajes se desvanezcan rápidamente, por qué otros se quedan cuando se supone que deben desaparecer o cómo reaccionan a la luz.
Si bien quienes se tatúan se proponen que estos sean para siempre, es bastante frecuente el arrepentimiento. Recientemente, como reveló Infobae, Cande Tinelli decidió quitarse uno de sus muchos tatuajes. Los sistemas para removerlos se están perfeccionando con el objetivo de evitar cicatrices.
El sistema elegido por la hija de Marcelo Tinelli es el que se realiza con láser de picosegundos. El doctor Lucas Zurlo, cirujano plástico (MN 121.820), aseguró que “el Pico Way es el láser más potente, capaz de eliminar lo que hasta hoy era permanente” y explicó que la zona del cuerpo donde se encuentra el tatuaje que se quiere eliminar es importante: “No es lo mismo remover uno que se encuentra cerca del mediastino del tórax que uno que se encuentra más alejado porque el láser lo que hace es romper los pigmentos para que las células de la inmunidad puedan removerlos, puedan sacarlos de ahí”.
Cómo actúa el sistema inmunitario
Uno de los enigmas menos estudiados es cómo sobreviven los tatuajes. Nuestro sistema inmunológico está constantemente haciendo todo lo posible para destruirlos porque el cuerpo lo considera una agresión, ya que la piel es la primera barrera del sistema inmunitario y “está repleta de células defensivas de acción rápida que pueden entrar en acción cuando se viola”, dijo Juliet Morrison, viróloga de UC Riverside. La directiva principal de esas células es detectar cualquier cosa extraña y destruirla para que pueda comenzar el proceso de curación.
Esta misma función cumple el organismo cuando cura las quemaduras y hace que ciertas cicatrices desaparezcan, pero cuando hay tinta de por medio la reacción puede ser otra.
Las partículas de los pigmentos son voluminosas y difíciles de degradar para las enzimas de las células inmunitarias. Entonces, las tintas son tragadas por células inmunes como los macrófagos que viven en la piel , que pasan sus vidas devorando patógenos, desechos celulares y otras elementos que no sirven al organismo. Las partículas de pigmento se alojan en las entrañas de los macrófagos y no se descomponen. Cuando la tinta es visible en la superficie del cuerpo, no solo está entrelazada entre las células de la piel, sino que brilla desde el interior de los macrófagos que no pueden digerirla. Así lo señalaron en 2021 un grupo de investigadores de las universidades de Salzburgo, Austria; Aix Marseille, de Francia y Ratisbona, Alemania.
Por su parte, la profesora de Inmunología de la Universidad Complutense de Madrid Narcisa Martínez Quiles explicó que “las agujas de tatuar producen heridas, y la respuesta del sistema inmunitario se orienta principalmente hacia la denominada inmunidad tipo 2, que posee un componente reparador asociado muy importante. Este tipo de reacción está especializado en defendernos frente a gusanos (helmintos) y en eliminar y neutralizar agentes tóxicos como los venenos de picaduras de avispas o serpientes. Es la inmunidad que, cuando se desregula, origina las alergias comunes”.
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