Es una forma de comunicarse con los humanos y un gesto de demostración de amor con diversos significados
Los perros usan la lengua para levantar migas del piso, para limpiarse las patas, e incluso hasta sus partes íntimas. Sin embargo, cuando nos lamen la cara, encontramos en esa acción algo muy cautivador. Más de una vez son solo esfuerzos ocasionales para remover miguitas de pan de nuestro mentón, pero la mayoría de las veces, nos lamen porque nos quieren. No será estrictamente un beso, pero casi lo es.
Por Infobae
Minutos después de nacer, los perros experimentan la suave calidez de la lengua de su madre, que los baña con afecto maternal y eso marca a esta conducta como algo amable y como una indudable pauta de demostración de cariño. En realidad, nunca dejan de lamer después de esa marca tan profunda y temprana.
Las madres perrunas aprovechan la relativa inmovilidad de sus cachorros durante el amamantamiento para limpiarlos con su lengua. También les lamen la cola para estimular el impulso de evacuación. Los cachorros también contribuyen con lamidos, lamiendo las caras y mentones de los perros mayores para saludarlos y como una señal de respeto.
Los cachorros también contribuyen con lamidos. Lamen las caras y mentones de los perros mayores para saludarlos y como señal de respeto. En otra circunstancia, cuando están hambrientos los cachorros lamen a su madre para estimular la regurgitación del alimento, que para ellos será un almuerzo apetitoso.
A medida que los perros envejecen, se lamen menos entre ellos y no lo hacen con la frecuencia con la que lo hacían en su juventud, pero nunca dejan de hacerlo por completo. Por lo menos, en la ausencia de manos y cepillos para el pelo, acicalan el pelo del otro y el propio con sus lenguas.
Los perros no lamen a la gente porque estrictamente esperan recibir una comida caliente, sino que lo hacen porque somos algo así como sus padres, o por lo menos las personas más importantes en el entorno. Aun cuando los perros estén viejos y encanecidos, de alguna manera se siguen viendo a ellos mismos como nuestros hijos, y el lamido demuestra lo mucho que nos respetan.
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